Follow the money, amigou!

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(20 DICIEMBRE, 2021) Por J. Jesús Esquivel.

 

Washington – Sigue la ruta del dinero. Follow the money. Ésa ha sido la clave desde la década de los 30 del siglo pasado instrumentada por el gobierno federal de Estados Unidos para combatir a la mafia, al crimen organizado y al tráfico ilegal de sustancias.

El FBI aplicó esta táctica para acabar con el reino de poder en Chicago de Al Capone, “Scarface”, y lo ha hecho en contra de otros connotados delincuentes y políticos, como el exlegislador federal, Dan Rostenkowski -coincidentemente como Scarface, también de Chicago-.

La semana pasada Joe Biden, el presidente de Estados Unidos, firmó dos órdenes ejecutivas para actualizar sus leyes de carácter unilateral en el combate al narcotráfico y al crimen organizado transnacional. Como era de esperarse, la modernización de las medidas amplía el papel de injerencia internacional de la CIA, la DEA, el FBI, el Pentágono, el Departamento de Estado, Justicia, Seguridad Interior y del Tesoro.

El argumento de Biden para modernizar las acciones unilaterales fue ir al fondo y con todo para desmantelar a los cárteles del narcotráfico de México, Colombia, Brasil y de cualquier país, incluidas las empresas de China involucradas en el trasiego de precursores químicos que son la materia prima para la elaboración de opiáceos -fentanilo, entre otras sustancias-. Washington promete que con sus nuevos tentáculos extramuros capturará a los cómplices de los narcos y a sus “facilitadores” financieros para lavar el dinero procedente de la venta de las drogas ilícitas. ¡Bien por las intenciones huecas de Biden!

Las dos órdenes ejecutivas no difieren de todas las operaciones y decisiones que Washington ha tomado desde 1973 cuando lanzó su fracasada guerra contra las drogas. Operación Halcón e Iniciativa Mérida son dos de los ejemplos más destacados de la falacia washingtoniana contra el narcotráfico. La ahora difunta Iniciativa Mérida, con la venia de Felipe Calderón, desató la pandemia de asesinatos, desapariciones, extorsiones, secuestros y todo lo demás que implicó la diversificación del narcotráfico en sus actividades delincuenciales en México. Además, permitió que Genaro García Luna, -mano derecha de Calderón- en su guerra militarizada contra los cárteles, fortaleciera su alianza con los criminales de Sinaloa por lo cual se encuentra preso y en espera de juicio en Nueva York, acusado de trasiego internacional de enervantes.

La imparable demanda y consumo de todo tipo de estupefacientes de la sociedad estadounidense, es el motor de todos los males del narcotráfico. La Casa Blanca admite que cada 5 minutos muere un estadounidense por sobredosis de drogas sintéticas. ¿Y qué hace Biden ante esto? Busca culpables en otros sitios menos en su país. ¡Ya basta!, Follow the money, amigou! Sin dólares o euros en efectivo, los narcos y el crimen transnacional están acabados. No se puede arrancar un motor de gasolina sin combustible. Elemental, mi querido Watson, decimos en Entre calaveras y diablitos parafraseando al detective británico Sherlock Holmes en las historias ficcionales sobre el investigador privado.

El Departamento del Tesoro permite, sin investigar la procedencia del dinero, que cualquier persona desde Estados Unidos transfiera hasta 10 mil dólares a bancos de otras naciones. Ésta es la forma más sencilla por la cual los migrantes mexicanos envían sus remesas de miles de millones de dólares anualmente a sus familiares; los bancos estadounidenses son los beneficiados por el dinero transferido de “los paisanos héroes”, como los llama el presidente Andrés Manuel López Obrador.

¿Será tan ingenuo el Departamento del Tesoro como para pensar que los narcotraficantes mexicanos y colombianos desaprovecharían esta ventana de oportunidad de las remesas? ¿Será que la Casa Blanca y sus presidentes desde 1973 a la fecha se hacen como el tío Lolo?

No, lo saben; tanto el presidente como el Departamento del Tesoro. No se atreven a investigar a sus instituciones financieras por miedo. Se les vendría el mundo encima al aceptar públicamente lo que saben. Están conscientes de que sus bancos lavan dinero del narcotráfico. Wall Street se desmoronaría como un bloque de cocaína al inmiscuir a los bancos gringos con el narcotráfico. Biden no se da un tiro en el pie y prefiere culpar a otros de sus pecados a costa, incluso, de los 274 estadounidenses que mueren cada 24 horas por sobredosis.

 

 


*J. Jesús Esquivel es periodista, escritor, editor y productor mexicano. Actualmente es corresponsal en Washington de Proceso y colaborador de Aristegui Noticias.

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