Kalimán

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(18 DE DICIEMBRE, 2023) Por J. Jesús Esquivel.

 

Kalimán

 

 

Washington – Juan Manuel Girón nació en la ciudad de Chicago, Illinois. En la escuela y en las calles aprendió a hablar inglés, pero en casa sus padres, procedentes de Guatemala, le enseñaron a amar, preservar y promover a nuestro precioso idioma: español.

Se requiere poner mucha atención y agudizar el oído cuando habla Juan Manuel para poder captar pequeños acentos en algunas de sus palabras. Conocí a Juan Manuel hace poco más de una década, cuando por casualidad, o posiblemente error de los organizadores, me invitaron a la Feria del Libro -en español- de Chicago, que ya no se lleva a cabo.

Dueño en ese tiempo de la modesta tienda de obras en español, Librería Girón, un pequeño e invaluable tesoro en el corazón de un barrio latino de la ciudad de los vientos, Juan Manuel no escatimaba en arriesgar el presupuesto familiar con tal de promover la lectura entre “los héroes”, como llama el presidente Andrés Manuel López Obrador a los migrantes mexicanos y latinos que, por razones económicas o de seguridad, se encuentran en Estados Unidos donde viven y trabajan bajo un ambiente de racismo y la amenaza de ser deportados si son indocumentados.

Aunque de origen Guatemalteco, Juan Manuel ama a México y a nuestra cultura desde que era niño, lo cual siendo adulto se asentó en él todavía más cuando se casó con Sandra, su esposa nacida en Durango.

Hacer apologías es un delito en este hermoso oficio de apachurrador de teclas. Hablar de Juan Manuel en Entre calaveras y diablitos no viola la regla. Honor a quien honor merece, clama un antiguo adagio. Promover la lectura y al idioma español en una nación donde a los latinos gente como Donald Trump, nos consideran la peste, es un acto de admiración, reto e infinitamente loable. A menos que mis padrinos, los hijos del Averno y el excelentísimo Chamuco consideren lo contrario.

La semana pasada, Juan Manuel me invitó -ahora él cometió el delito- a Chicago para presentar uno de mis trabajos: A sus órdenes mi general, el caso Cienfuegos y la sumisión de AMLO ante el poder militar. Con gran satisfacción, Juan Manuel me llevó a la sede de “Libros Girón”, una bodega grande que fue una iglesia en el barrio latino de Pilsen, a unas cuantas cuadras del Museo Nacional de Arte Mexicano.

“Ahora distribuyo libros en español en Estados Unidos. La gente sigue leyendo en nuestro idioma y, contrario a lo que se pueda pensar, este hábito sigue creciendo incluso entre los latinos que nacieron aquí y que quieren que sus hijos hablen español”, me dijo Juan Manuel.

Recorrí los pasillos rústicos de la bodega que le dan un toque especial y admirable. Los estantes tienen toda una gran variedad de títulos en español, hay de todo: literatura, historia, astronomía, superación personal, libros culinarios, infantiles bilingües e interactivos y cuentos. Se me congeló la mirada al pasar por el pasillo de las historietas cuando con enorme satisfacción descubrí la versión moderna, a colores y en papel laminado, de las Aventuras de “Kalimán”.

En cascada se vinieron a la mente imágenes de tantos y tantos ayeres en mi escuela primaria, “Unión campesina”, en donde entre mis compañeros compartíamos Kalimán.

“Tiene mucha demanda y eso que solamente aquí en Chicago tenemos nada más cuatro números, sobre el origen de Kalimán”, me dijo Juan Manuel sacándome de mi pretérito imberbe.

El librero anotó que la gente le comenta que Kalimán ayuda a que los niños latinos aprendan muchas palabras y les motiva a leer en español. “No es lo que deberían estar leyendo, pero Kalimán los engancha y es como una semilla para el español. También los libros bilingües interactivos que tienen textos hablados y grabados en español y en inglés son esenciales; los niños aprenden español e incluso algunas mamás hasta el inglés”, explica Juan Manuel.

No resistí, compré los 4 ejemplares de Kalimán en honor al recuerdo de las aventuras del héroe del turbante que en el salón de clases, bajo la tutela de mi maestra Raquel de la Luna, compartíamos cada semana.

“Quien domina la mente, lo domina todo”, frase emblemática de Kalimán a quien sin turbante y sin artes marciales en uno de los barrios latinos de Chicago emula el paladín de los libros: Juan Manuel Girón.

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