Portada: Luis Gantús
(01 DE MARZO, 2022).- Corría el año de 1934, cuando el general José García Valseca enfrentaba una difícil situación económica debido a que su revista “Provincias”, donde publicaba monográficos de diversos estados y ciudades de la República -y que hasta ese momento se sostenía a duras penas con los aportes de cada gobierno y por el apoyo del General Plutarco Elías Calles-, era víctima del cambio político de la época, recibió el consejo de su colaborador, el dibujante Daniel Cadena, de que observara el éxito que tenía la revista de historietas de Sayrols.
Valseca se dio cuenta de la gran oportunidad de recuperarse económicamente y de inmediato copió el esquema editorial de Paquín, y con el apoyo financiero de sus amigos, el general Garza y el ingeniero Juan de Dios Bátiz, sacó a la venta, en marzo de 1935, el primer número de Paquito (fusilándose el nombre de su competidor o, digamos, “parafraseándolo”), en formato de medio tabloide y a un costo de 10 centavos.
Al igual que su antecesor, Paquito publicaba en sus primeros números servicios norteamericanos del King Features Syndicate, tales como Popeye, de E.C. Segar, Mandrake, de Lee Falk, El ratón Miguelito, de Walt Disney,o El gato Félix, de Pat Sullivan.
En esta revista aparecieron por primera vez en nuestro país, pocos meses después de su creación, los superhéroes Supermán (1938) y Batman (1940). Los primeros números de Paquito tuvieron un tiraje de 5,000 ejemplares, pero al poco tiempo las ventas hicieron que esta cantidad se multiplicará hasta llegar a los 320,000 ejemplares diarios, conformando la fama de Editorial Juventud, que luego se llamaría Editorial Panamericana.
Al igual que con Paquín, con el paso de los meses, fue necesario crear material nacional para Paquito, porque el de importación no daba para cubrir la demanda. Valseca sabía que, para ganar la “guerra de las historietas”, había que jugar rudo, y se llevó al dibujante estrella de Sayrols, Alfonso Tirado, para que trabajara con él. Con el tiempo se incorporaron grandes autores, como Gabriel Vargas, José G. Cruz, Antonio Gutiérrez y otros, que se convertirían en la joya de la editorial.
Igual que con su “hermano pequeño”, Pepín, que apareció en 1936, el público exigía más, por lo cual se duplicó su publicación en dos formatos: grande y chico; el formato pequeño, de un cuarto de tabloide, se publicaba de manera diaria.
En poco tiempo, García Valseca empezó a recibir grandes ganancias, y con las utilidades que le daba Paquito, compró una prensa plana y una guillotina de medio uso, lo cual dio inicio a un imperio editorial que se forjaría en los siguientes años.
Paquito vivía a la sombra del hermano menor: Pepín, pero, cuando empezaron a desaparecer las revistas antológicas de varios episodios en un sólo ejemplar, a mediados de los años cuarenta, Paquito sobrevivió, convirtiéndose en un título que publicaba melodramas como El huérfano, Arrabalera o Una mujer como todas.
Al iniciar la quinta década del siglo XX, Paquito tomó nuevos bríos, convirtiéndose en el título sombrilla de los personajes de Gabriel Vargas como La Familia Burrón, Poncho Lopes, El Guen Caperuza o Jilemón Metralla.
Poco tiempo después, Paquito alternaba la obra de Vargas con historias de aventuras como El Mago Maravilla o El Fantasma, o de humor infantil como El Mago Garabato, aunque con el tiempo se volvería sólo una excusa para seguir publicando, hasta principio de los años 70, uno de los títulos más populares de la historieta mexicana, La Familia Burrón.
Paquito fue la primera piedra en el gran emporio editorial que creó José García Valseca, le siguieron Pepín, Paquita, Pinocho y una larga lista de periódicos, que van desde el Esto, hasta la famosa cadena de los soles.
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