DOLIA, LA DOLOSA

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(20 DE MARZO, 2024).- Por RAFAEL BARAJAS EL FISGÓN.

 

DOLIA, LA DOLOSA

POR RAFAEL BARAJAS EL FISGÓN

 

Para Dolia Estévez la verdad es irrelevante

 

El 4 de marzo, en el sitio Eje Central, que dirige Raymundo Riva Palacio, Dolia Estévez publicó un texto titulado Morena, injerencista, en el que hace acusaciones graves y sin sustento que confirman la idea del director de ese sitio de que “la verdad es ya irrelevante”, que lo que importa es que un sector de la opinión pública se crea cierta narrativa. 

En su texto, Estévez se quejó de que “un centenar de agitadores, en su mayoría indocumentados”, pertenecientes al Comité Morena New York 1 (CMNY) protestó ante las oficinas del New York Times contra un artículo publicado en ese medio; también afirmó que “el activismo y adoctrinamiento de Morena en Estados Unidos es injerencista, vengativo y probablemente ilegal” y sostuvo que esa manifestación “no fue una expresión de apoyo espontánea de migrantes, sino un acto orquestado por un puñado de fanáticos dispuestos a dar la vida por el amado líder”. 

Los miembros del CMNY ya respondieron, con tino, señalando que  “las palabras de Dolia son “injustas y despectivas” y que buscan “desacreditar a personas que simplemente ejercen su derecho a la libertad de expresión que está protegida por las constituciones de EUA y México”.

Hay que agregar que Estévez no documenta ni una sola de sus afirmaciones, por lo que debemos exigirle que aclare: ¿Cómo distingue un acto vengativo de una protesta legítima? ¿Cómo distingue a un agitador de un indignado? ¿Tiene acaso un agitómetro? ¿En qué evidencia se basa para afirmar que los ciudadanos que protestaron por el artículo del NYT son “agitadores en su mayoría indocumentados”? ¿Conoce la situación migratoria de los ciudadanos que protestaron contra las mentiras del NYT? ¿Los está amenazando con mandarles a la migra? ¿Acaso no tienen derecho a protestar los mexicanos residentes en EEUU contra el NYT? ¿No es verdad que las mentiras publicadas en ese diario provocaron la guerra de Iraq, agravaron la guerra de Afganistan y solapan el actual genocidio en Gaza? ¿No está fundado en especulaciones, mentiras y falsedades el artículo del NYT que trata de vincular a López Obrador con el crimen organizado? ¿Protestar contra otro artículo del NYT que está basado en infundios y mentiras es un acto “injerencista”, “vengativo” y de “fanáticos”? ¿No es el artículo del NYT contra López Obrador otra pieza más del intervencionismo periodístico estadunidense,  de largo y siniestro historial?

 

Datos: cero; prejuicios: 100 % 

 

A falta de datos, Estévez funda su andanada contra el CMNY en su convicción de que “la vasta mayoría de los mexicanos que emigra viene a trabajar, no a protestar contra Estados Unidos”. ¿No tienen derecho a protestar en Estados Unidos los migrantes mexicanos cuando Washington interviene en México? ¿Están condenados a ser mano de obra dócil? ¿Acaso los mexicanos que residen en EU sólo tienen derecho a callar y obedecer (tal como lo exigía el virrey de Croix a los novohispanos en el siglo XVIII)? ¿No está fundada la afirmación de Dolia en un prejuicio clasista y racista? ¿Estará consciente de su racismo y su clasismo?

Así, del mismo texto de Estévez se desprende que sus acusaciones están fundadas en sus propios prejuicios, no en hechos documentados.

En su escrito, Estévez afirma:

Menos visible, pero más injerencista es el soterrado adoctrinamiento antiamericano de la “militancia en el exterior” contra el “imperio americano” que realiza el Instituto Nacional de Formación Política de Morena, INFP, dirigido por Rafael Barajas, El Fisgón, considerado por la revista Etcétera como uno de los propagandistas más beneficiados por el actual gobierno en términos de fama y de recursos pecuniarios, pues acaba de ganar el sorteo de Morena para ser candidato al Senado.

¿En qué se basa Estévez para afirmar que me he beneficiado “en términos de fama y de recursos pecuniarios por el actual gobierno”? ¿Cómo piensa probar que me he enriquecido bajo la gestión de López Obrador cuando mis finanzas personales dicen lo contrario? ¿No le da pena acusarme, sin una sola prueba, de algo tan grave? ¿Desde cuándo la revista Etcétera es considerada una fuente confiable? ¿Cómo puede beneficiar un gobierno a alguien en términos de fama? ¿Cómo se paga o se contabiliza la fama? ¿Cómo puede afirmar la escribiente que Morena me benefició con una candidatura al senado cuando es público que no compito por ningún cargo? O que me diga Estévez ¿en qué circunscripción estoy inscrito? ¿Se puede llamar periodista a quien no documenta lo que publica? ¿No es éste un comportamiento doloso?  Pues no, no soy candidato al senado pero  si lo fuera, ¿cuál sería el problema? ¿En qué sociedad es delito (o inmoral) ser candidato a un cargo de senador?

 

¡Mira quién practica el injerencismo! 

 

Lo más aventurado del texto de Estévez es que acusa al INFP de Morena de practicar en los Estados Unidos un “adoctrinamiento antiamericano” (sic) injerencista y nos acusa a los miembros del CMNY, a Alina Duarte (coordinadora internacional del INFP) y a mí (Presidente del INFP) de ser “Agentes Extranjeros” que podríamos estar violando la ley FARA y nos recuerda que “en Estados Unidos nadie está por encima de la ley”.

La idea de que un grupo de ciudadanos esté practicando una política injerencista contra un imperio como el norteamericano porque da y toma clases de formación política es tan ridícula que parece estar sacada del universo humorístico del mundo al revés.  Así como no existe el racismo inverso ni se puede decir que las críticas al machismo son sexismo, tampoco se puede afirmar que denunciar los actos intervencionistas de la superpotencia  sea injerencista. 

En sentido estricto, las protestas contra las guerras de Vietnam, Afganistán o Iraq, y las acciones de repudio contra los golpes militares o los boicots económicos impulsados desde Washington contra América Latina, no son injerencistas sino anti-injerencistas. La lista de países intervenidos por Estados Unidos en el siglo XX es larga y, en 2009, el presidente Obama firmó la Doctrina de Guerra Irregular que prioriza formas de intervencionismo que incluyen operaciones sicológicas, ataques mediáticos y lawfare. Un reportaje de The Washington Post de 2010 publicó que “A través de las Operaciones Encubiertas de sus fuerzas especiales, Estados Unidos está hoy en guerra con 75 países diferentes”. Hoy son más las naciones intervenidas.

El reciente reportaje del NYT contra López Obrador es parte de una operación mediática de largo aliento, en la que han participado diversos actores  que intentamconstruir la narrativa de que el actual mandatario mexicano es un narcopresidente, y que tiene la intención de influir en las próximas elecciones. Esta campaña sucia busca impedir la continuidad de la Cuarta Transformación y, dado que la oposición mexicana está muy abajo en las encuestas, apunta a anular el proceso electoral de junio de 2004 o, al menos deslegitimarlo. Periodistas independientes han documentado que esta campaña de odio golpista ha sido alimentada por grupos de interés e instituciones norteamericanas (desde la DEA hasta multinacionales), la ultraderecha mundial (Atlas Network) y grupos empresariales mexicanos (como la Coparmex). A partir de toda esta información se puede afirmar que estamos ante un intento de golpe blando, característico de la doctrina de Guerras Irregulares injerencistas que utilizan la guerra mediática y judicial, y operaciones violentas focalizadas. Por todo lo anterior, se puede afirmar que las protestas de los mexicanos residentes en Nueva York contra el NYT no son injerencistas, sino anti-injerencistas. No es una protesta contra un Estado, sino contra un medio mentiroso y, hasta donde sabemos, eso está garantizado por la Constitución Norteamericana.

 

¡Mira quién adoctrina!

 

Para darle cuerpo a su delirio, Estévez afirmó en su texto que “bajo la influencia de El Fisgón y demás ideólogos filorrusos, AMLO optó por una política exterior antiamericana de confrontación, “desafiando el imperialismo” (El Fisgón dixit)”, lo que habría dañado “la relación con Washington”. ¿De veras piensa  Estévez que yo dicto la política exterior de México? ¿Acaso usar el término “imperio morteamericano” es incorrecto. inadecuado o delictivo? ¿De dónde saca que soy filorruso? 

Estévez se escandaliza porque Alina Duarte es exempleada de TeleSur y se autodefine “como periodista militante castro-chavista”; también la acusa de decir –en una plática a militantes de Morena sobre movimientos sociales– que “los partidos Demócrata y Republicano son [dos caras] de la misma moneda”, que el apoyo militar de Washington a Ukrania (sic) es cuestionable y que los migrantes se deben organizar para luchar por sus derechos (lo que implica “replicar las luchas populares en el corazón del imperio”). ¿Es ilegal haber trabajado en TeleSur? ¿Está prohibido desafiar en una plática la narrativa dominante sobre Cuba o Venezuela? ¿Las leyes de  EU prohíbencuestionar en una clase el sistema bipartidista de ese país, o está prohibido que lo haga un extranjero? ¿Es incorrecto criticar el apoyo militar de EEUU a Ucrania? ¿Sabrá Dolia que criticar al sistema bipartidista de Estados Undos  es parte del debate político mexicano (en la medida en la que se trató de imponer de manera artificial ese modelo en nuestro país)? ¿Es ilegal llamar a los migrantes sobreexplotados a organizarse y luchar por sus derechos? 

Dolia nos acusa de adoctrinar fanáticos. ¿Entenderá la diferencia entre un adoctrinamiento y la formación crítica? ¿O su formación en los grupos de Lyndon Larouche le impide ver la diferencia? ¿Entenderá que hay conceptos teóricos que valen para todas las latitudes? ¿Cuáles de esos términos estarían prohibidos, según ella en su país adoptivo? ¿No se puede hablar en una clase o conferencia de imperialismo, de neoliberalismo o de un gobierno mundial? ¿No podemos usar los términos “acumulación originaria” y “lucha de clases”? ¿Hasta dónde permite la libertad de expresión de EU criticar al statu-quo imperante? ¿Podemos usar los términos “sobreexplotación” o “saqueo”? ¿Se pueden formar mentes críticas en el ocaso de la era neoliberal sin usar conceptos como decolonialidad, sobreexplotación o altermundismo? ¿No es estamos ante un resurgimiento del macartismo?

Estévez afirma que el INFP podría ser violatorio de la ley FARA, pero en el INFP nos hemos limitado a dar cursos de formación y jamás hemos intervenido en política interna de Estados Unidos. 

En especial, hemos cuidado respetar la legislaciónde ese país. Las leyes se pueden interpretar de mil maneras, pero la ley FARA –con la que amenaza Estévez– es clara y de ninguna manera se aplica a quien expresa su opinión en una plática, a quien difunde conceptos ni a quien da una clase de ética, de historia o teorías sociales. Este punto se lo puede aclarar el propio gobierno de Estados Unidos a Dolia Estévez en el sitio de internet del U.S.Department of Justice sobre preguntas frecuentes: https://www.justice.gov/nsd-fara/frequently-asked-questions

Dolia, la dolosa

 

Decirle “fanáticos adoctrinados” a los mexicanos residentes en EEUU que protestaron contra un artículo mentiroso del NYT es racista y clasista. Muestra hasta qué punto la sonorense ya no entiende a las comunidades de mexicanos migrantes que defienden a su presidente. 

Al acusar a un conferencista de injerencia en política norteamericana porque cuestionó al sistema bipartidista al atacar a quien denuncia un acto injerencista, Estévez se suma a la guerra mediática sucia, toma partido por los injerencistas que promueven el golpe blando y se suma al linchamiento mediático contra López Obrador. Para cumplir con esta tarea, Dolia no ofrece datos, sino prejuicios y practica la trampa y la mentira.; . Según el  Diccionario de la Real Academia Española, el término “dolo” significa engaño, fraude, simulación. Así, el texto de Dolia es sinónimo de dolo.

Este artículo texto es publicado con retraso, entre otras razones, porque Dolia Estévez amenazó con publicar un segundo texto en estos días y estábamos esperando responder los dos textos. Pero en vista de que no hubo segunda parte, presentamos esta respuesta. 

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