Por Carolina Romero
(28 DE AGOSTO, 2024).- “¡Vivos se los llevaron. Vivos los queremos!”: retumbó en coro desde el Patio del Museo Casa de la Memoria Indómita este miércoles.
Y es que hoy, 28 de agosto, suman 46 años de una de las protestas más emblemáticas en nuestro país; en 1978, el Comité ¡Eureka!, conformado por madres y familiares de personas desaparecidas en México a manos del Estado, realizó su primera huelga de hambre en el atrio de la Catedral Metropolitana.
Cabe recordar que el Comité ¡Eureka! surgió como una organización de madres y familiares de desaparecidos en el contexto de la mal llamada “Guerra Sucia” en México. Fue fundado en el año de 1977 con el nombre “Comité Pro-Defensa de Presos, Perseguidos, Desaparecidos y Exiliados Políticos de México” por Rosario Ibarra de Piedra, madre de Jesús Piedra Ibarra, estudiante y activista detenido por agentes del Estado y desaparecido en Monterrey en abril de 1975.
Así, pese a todo un sistema político y mediático en contra (incluso de partidos de izquierda de entonces) las “Doñas de Eureka”, como se les nombraba, lograron que el 1 de septiembre de 1978, José López Portillo anunciara la creación de la Ley de Amnistía, con la que prometía beneficiar a exiliados y perseguidos políticos. Pero no sólo eso: su voz y su protesta trascendió a cientos de miles de personas, dentro y fuera del país. Cada vez más voces, sumadas a lo largo de estas décadas, reconocían con terror que cientos de mujeres, estudiantes, campesinos y obreros, eran arrebatados de sus familias. Y sí, era el Estado.
Sin embargo, los años pasaron y el paradero de sus hijos, hermanos, tías, hermanas y madres seguía siendo desconocido. La justicia sumergida entre el olvido y la impunidad. De nuevo, desde el Estado y sus instrumentos.
Ejército intocable y Mecanismo ineficiente
La llegada de Andrés Manuel López Obrador había encendido una esperanza en el colectivo. Lastimosamente, aseguran, todo se ha quedado en palabras. El actuar titular del Ejecutivo nunca las recibió pese a sus peticiones y a casi 50 años, el Ejército no sólo sigue siendo intocable, sino que Fuerzas Armadas han sido fortalecidas y protegidas.
Sí, se instauró un mecanismo -gracias a la presión de los colectivos- pero éste no sólo está dando respuestas a medias, sino que su actuar está lleno irregularidades y lo más grave es que ponen en riesgo el avance de un espinoso pero imparable camino de lucha de las víctimas directas de estas atrocidades.
¿Cómo empezó esta historia? Fue tras la insistencia del colectivo -y no sin desavenencias y postergaciones por parte del gobierno actual- que el 6 de octubre de 2021 se emitió un decreto presidencial por el que se instaló una Comisión de la Verdad.
Ésta se constituyó como grupo de trabajo especial para cumplir las funciones de “investigación, seguimiento, fiscalización, proposición y emisión de informes relacionados con los hechos de violaciones graves de derechos humanos”. El tiempo determinado era el periodo de violencia política de 1965 a 1990.
La tarea de este esfuerzo, de acuerdo con la propia Secretaría de Gobernación, es que se realizaran “las acciones necesarias para el esclarecimiento de la verdad, el impulso a la justicia, la reparación integral y el derecho a la memoria dentro de la competencia de la Administración Pública Federal, y en su caso, dar vista a las autoridades ministeriales, judiciales, de atención a víctimas o aquellas que resulten competentes para su atención”. Nada de esto no ha ocurrido.
Desde el comienzo, el colectivo no estuvo de acuerdo con acotar a ese espacio de tiempo, tampoco con continuar mal llamándolo “Guerra Sucia” y mucho menos conque estaría dependiendo del Estado, cuando justo era al Estado al que había que investigar por su conducta criminal. Sin embargo, el Mecanismo continuó.Lo esperable hubiera sido que, de la mano con las víctimas, se reunieran pruebas periciales, se les diera seguimiento a los hallazgos, se sostuviera un canal de diálogo. Nada de esto ha ocurrido.
El pasado 16 de agosto, el Mecanismo para la Verdad y el Esclarecimiento Histórico de las Violaciones Graves a los Derechos Humanos cometidas de 1965 a 1990 presentó una colección de su informe final titulado Fue el Estado. Sin embargo, lo contenido en el informe ha causado desconcierto e inconformidades por parte del colectivo. Denunciaron que no hubo comunicación, es decir, se publicó sin informarles antes el contenido siendo vícitmas directas, se publicaron datos sensiboles sin tener en cuenta que ello podría perjudiar las investigaciones, existen inconsistencias de fechas y testimonos
“Nadie nos lo cuenta, vivimos esos años”: Concepción Ávila González
Concepción Ávila González, miembro fundador del comité y hermana de Jesús Ávila Gonzáles, desaparecido el 5 de abril de 1974, dio lectura al posicionamiento del colectivo:
“Queremos hacer memoria de los años negros de la represión en este país cuando no existían todas estas organizaciones que hoy se preocupan por los Derechos Humanos. Cómo logramos frenar, aunque fuera un poco, la mano asesina del Estado. Nadie nos lo cuenta, vivimos esos años e hicimos la denuncia dentro y fuera del país de esos hechos sangrientos asesinatos de campesinos e indígenas técnicas de contrainsurgencia aplicadas contra poblados enteros en Guerrero y otros estados fusilamientos masivos cientos de desaparecidos la violencia del Estado. No solo trataba de detener la fuerte movilización social obrera campesina y popular que se extendió por todo el país en la década de los 70 también, se trataba de aniquilar a la insurgencia armada a la guerrilla surgida en respuesta a tanta barbarie y represión y al mismo tiempo sembrar el terror en la población”.
“Contamos todo esto después de tantos años no solo para reivindicar nuestras acciones sino para que no se olvide el esfuerzo titánico que tuvimos que hacer es para pugnar porque no llegue a la amnesia colectiva en estos tiempos de la transformación es para dejar claramente asentado que el más mínimo avance en el terreno de los derechos humanos y en el resquicio más insignificante las libertades democráticas han sido arrancados por el esfuerzo de cientos de miles de centenas de miles de mexicanos que tras un escudo de dignidad unificar un voluntades en torno a las madres de los desaparecidos políticos que fueron el elemento aglutinador de aquellas fuerzas y el ejemplo insobornable inquebrantable en las batallas posteriores”.
“Las personas que la conformaron tanto el mecanismo de esclarecimiento histórico como la Comisión Nacional de búsqueda, asumieron el encargo en una tarea para la cual no estaban capacitados y sabiendo esto continuaron adelante carentes de ética y sin un verdadero compromiso con la sociedad y con las organizaciones de familiares y sobrevivientes a los que ellos dicen proteger han utilizado la información recopilada de varios archivos para presentarlos como una verdad esclarecida sin que haya mediado ninguna investigación criminal al respecto se les ha llenado la boca sin ningún escrúpulo para hablar de casos Terribles de represión y tortura denunciados a lo largo de todos estos años de lucha como si fuera novedad y los exponen a la opinión pública con el pretexto de protegerlos lucrando para su prestigio personal con el trabajo realizado”.
A nombre del colectivo, adelantó que no se aceptarán las últimas versiones que -sin comunicación con las víctimas- se han difundido en días recientes:
“También queremos reiterar que no aceptaremos como respuesta o como verdad que nuestros familiares que fueron detenidos y llevados a cárceles clandestinas como el campo militar número 1 fueron arrojados al mar teniendo como únicas pruebas algunas listas en papeles que fueron diseminadas por el mismo ejército represor que cometió las desapariciones y sin que se haya llevado a cabo una investigación real científica y por expertos de los hechos desde que se cometieron y no empezar la investigación sobre el supuesto del final incierto de los ‘vuelos de la muerte’”.
Claudia Sheinbaum, la última esperanza
Entre todo este escenario, sin embargo, dijeron confiar en la Claudia Sheinbaum, presidente electa, a quien le solicitaron recuperar la medalla Belisario Domínguez que le fue entregada por Rosario Ibarra en custodia al presidente Andrés Manuel López Obrador y reivindicar la lucha hasta entregar la verdad.
“Sabemos que la responsabilidad de entregarnos la verdad que buscamos les será heredada la presidente electa Claudia Sheinbaum pardo ella ha estado presente siempre en la lucha del comité Eureka! ella conoce lo que hemos tenido que enfrentar, ella sabe de nuestra convicción y lo que buscamos la verdad (…) A ella le pedimos que recupere también la medalla Belisario Domínguez que le fue entregada por Rosario Ibarra en custodia al presidente Andrés Manuel López Obrador con el encargo de devolverla con esa verdad que no se dio y que sea ella a quien apreciamos y reconocemos como compañera de lucha la que cumpla con el deseo de Rosario y todas las compañeras y compañeros que ya murieron saber que los suyos y llevar a México a donde la desaparición forzada sea erradicada”.