Odio en cascada

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(25 DE MARZO, 2024) Por J. Jesús Esquivel.

 

Odio en cascada

 

 

Washington – Lo que Donald Trump y Greg Abbott están haciendo en Texas en contra de los inmigrantes es apenas una probadita del racismo y odio que como en cascada se viene contra las minorías étnicas.

Por ahora, la Corte Federal de Apelaciones del Quinto Circuito, en Nuevo Orleans, alcanzó a meter la mano para detener provisionalmente la famosa ley texana SB4 que criminaliza a los inmigrantes.

El gobierno de México como “amigo de la Corte” se unió moralmente al gobierno de Joe Biden, a los grupos de derechos humanos y a los que defienden judicialmente a los migrantes para recalcar que lo de Texas es inconstitucional en Estados Unidos.

Pero seamos honestos, el gobierno mexicano está impedido para hacer algo. Estos son pleitos judiciales estadunidenses en los que no importa la posición, opinión o berrinches de gobiernos extranjeros. Es neta, como la del planeta que rige a mis padrinos, los hijos del Averno, cuando juzgan a las almas santas e hipócritas que se ganan los dominios y castigos del bendito Chamuco.

Texas no es el único estado que ventila con leyes su racismo; es el primero de varios que desean criminalizar y denigrar a los inmigrantes como delincuentes; mote que Trump sigue promoviendo en su campaña.

Detrás de Abbott, y aunque con menos ruido por no estar pegados al territorio de México, vienen leyes similares a la SB4 e incluso más repugnantes como la aprobada el martes de la semana pasada en Iowa.

Nadie vio, nadie dijo esta boca es mía por lo ocurrido en Iowa ni por los proyectos de ley para tratar como viles criminales a los inmigrantes en Kansas, Oklahoma, Louisiana, Missouri, Virginia del Oeste y Mississippi.

Contando a Texas, son siete estados gringos que desean encerrar en prisión a los inmigrantes por el simple hecho de ser personas que huyen de la pobreza, violencia y la corrupción en sus países.

Es más, serían 8 en estos momentos el total de entidades gringas en convertir en ley a su racismo si no hubiese sido por la gobernadora de Arizona, Katie Hobbs, que recientemente vetó una ley que emulaba a la de Texas, medida adorada, promovida y alabada por Trump.

En pleno proceso electoral en Estados Unidos, empatado en tiempos con el de México, el racismo y la criminalización contra los inmigrantes y en especial sobre los mexicanos, es un tema de alerta y preocupación.

Ya ni recordar es bueno, pero fueron muchas las ocasiones que aquí en Entre calaveras y diablitos le pedíamos al presidente Andrés Manuel López Obrador, dejar de llamar amigo al segregacionista de Trump.

Si ahora en Palacio Nacional quieren tapar con un dedo la cascada de odio en gringolandia, allá ellos. Lo correcto debería ser criticar directamente las acciones de odio contra los mexicanos e inmigrantes, instrumentado medidas recíprocas. Pedirles visa a los gringos para entrar a México, por ejemplo. ¡Ah no! Olvidé que eso le pegaría al bolsillo de los empresarios dueños de hoteles y demás negocios que hacen más ricos a unos cuantos y más pobres a muchos.

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