(09 DE OCTUBRE, 2023) Por J. Jesús Esquivel.
Residuos de racismo
Washington– Desde que Donald Trump perdió las elecciones presidenciales de noviembre de 2020, en los medios de comunicación mexicanos se fue esfumando el símbolo y tufo del racismo que dejó el expresidente de Estados Unidos: el muro fronterizo.
Fue Trump y nadie más, quien fincó su plataforma electoral en el racismo, desprecio e injurias hacia México y los mexicanos, plasmado en su fantasía de edificar una muralla a lo largo de nuestra frontera norte y juró obligarnos a sufragar los gastos de ese trabajo de albañilería.
La chamba de los informadores profesionales es dar contexto y claridad a las noticias. Ser corresponsal extranjero implica mayor responsabilidad en lo anterior. Mis padrinos, los hijos del Averno, me condenarían a un baño con agua bendita en el sauna del Chamuco si no cumpliera con la tarea de teclear lo mejor que pueda desde Guarachinton.
Durante la semana pasada, el asunto del muro volvió a las primeras planas, a los micrófonos y cámaras de los medios de comunicación.
La Casa Blanca informó que se restablecería un tramo de construcción del muro fronterizo en la región del suroeste de Texas, y que se financiaría con fondos remanentes en 26 leyes federales.
La reacción en México y del presidente Andrés Manuel López Obrador fue de condena. ¿No que Joe Biden no era como Trump? Esa pregunta rebotaba en cadena por todas las redacciones de medios mexicanos y en las paredes de Palacio Nacional.
Vamos a harnear bien las letras para quitar la paja y desinformación. El 20 de enero de 2021 y minutos después de sentarse detrás del escritorio de la Oficina Oval de la Casa Blanca para ejercer el poder Ejecutivo, Biden abolió todas las órdenes presidenciales firmadas por Trump que autorizaban la construcción de muros, bardas, vallas o murallas en la frontera con México.
Pongan atención, hablamos de órdenes ejecutivas firmadas por Trump, no de legislaciones aprobadas en el Capitolio y promulgadas en ley por el mismo expresidente racista y odiador de mexicanos.
La firma del presidente en turno, y esto de acuerdo con la Constitución política de Estados Unidos, puede anular las órdenes ejecutivas vigentes que le herede cualquiera de sus antecesores; pero no las leyes.
Ante el furor de las notas descontextualizadas, las condenas y burlas infundadas sobre un inexistente reculo de Biden al asunto del muro, Alejandro Mayorkas, su secretario de Seguridad Interior que se encontraba en la mismísima capirucha mexicana participando en el Diálogo de Alto Nivel en Seguridad, se vio obligado a salir al quite para esclarecer las enturbiadas aguas del Río Bravo.
“Este gobierno no está a favor de la construcción de muros en la frontera”, escribió Mayorkas a manera de grito en un comunicado.
Fuimos pocos, y me cuento entre ellos porque desde el primer momento que apachurré teclas para informar sobre la reactivación de los albañiles para pegar ladrillos en la suspendida muralla fronteriza, dejé en claro que esto era una especie de rebaba que dejó Trump en la Casa Blanca.
De los pocos corresponsales acreditados en Guarachinton (somos especie en peligro de extinción), creo haber sido el único que lo hizo. No se trata de colgarme medallitas, sería sacrilegio en esta columna, pero como argumentaba renglones arriba, el informador profesional tiene que hacer su trabajo lo mejor que pueda dando contexto a sus notas.
Mayorkas y la Casa Blanca se vieron obligados a explicar a los medios escandalosos que, la rehabilitación de la edificación del muro se llevaría a cabo en contra de la voluntad de Biden.
La razón: en 2019 el Congreso federal estadunidense aprobó varias legislaciones presupuestales que autorizaban el uso de millones de dólares para seguir construyendo la valla y, claro, Trump las promulgó en ley.
Durante casi tres años, Biden estuvo eludiendo el uso de ese presupuesto para el muro. En enero de este año formalmente pidió al Capitolio que rescindiera de ese dinero y lo destinara a proyectos de salud y educación. La sombra racista de Trump sobre legisladores republicanos que dominan la mayoría representativa en la Cámara de Representantes ni siquiera tomó en cuenta lo que solicitaba Biden. Los republicanos, como Trump, quieren amurallada la frontera sur de su país.
Este 1 de octubre inició el año fiscal 2024 en Estados Unidos y caducó el plazo que tenía Biden para desobedecer el mandato. El presidente está obligado a recoger como si fuera mezcla a los residuos racistas de Trump para pegar ladrillos en la frontera. ¡Chin! Me pasé de contexto.