(28 DE AGOSTO, 2023) Por J. Jesús Esquivel.
Fichado, 8 millones de dólares
Washington – Hacer apologías de delincuentes no debería ser una acción cívica de ninguna sociedad.
Donald Trump, el expresidente de los Estados Unidos y uno de los millonarios más marrulleros, mentirosos, racistas, xenofóbicos y descarados de los Estados Unidos, la semana pasada quedó fichado como presunto delincuente en la prisión estatal del condado de Fulton en Atlanta, Georgia.
Acusado de conspirar y manejar una red criminal al estilo Al Capone y Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, para revertir con todo tipo de artimañas fraudulentas el resultado electoral de Georgia en las elecciones presidenciales de noviembre de 2020, Trump no tuvo alternativa que la de entregarse a las autoridades de Fulton.
Lo que es del César al César -como dijo la antítesis del venerable Chamuco y que me perdonen mis padrinos, los hijos del Averno por esta blasfemia al citar a alguien del otro bando- en Fulton, Trump dio otra cátedra de manipulación de masas.
El expresidente se entregó en la cárcel para ser fichado a la hora estelar de los noticiarios de televisión y radio de los Estados Unidos. El evento, que duró apenas 20 minutos, fue transmitido en vivo y a todo color en cada uno de los rincones estadunidenses y en uno que otro país despistado. Eso era justamente lo que Trump quería; inmolarse como una víctima de la estratagema política por parte de Joe Biden y los demócratas para evitar que compita nuevamente por la Casa Blanca en las elecciones del 5 de noviembre de 2024.
La ficha criminal de Trump en Georgia, la número P01135809, lo describe como un posible delincuente de 77 años, 1.91 metros de estatura, de 97.5 kilos, de tez blanca y con el cabello color rubio y fresa. ¡Ya quisiera Paulina Rubio tener el color de greñas de Trump!
El efecto que buscaba el expresidente no se hizo esperar. Su foto de fichado circuló por todo el mundo porque él personalmente se encargó de que fuera así. Luego de haber sido vetado de la ahora plataforma X, justamente por querer robarle la elección a Biden y motivar el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, y tras dos años de haber recibido el visto bueno de Elon Musk para volver, el dueño de lo que antes se conocía como Twitter, Trump subió su fotografía.
La morbosidad en el mundo por deseos de verlo algún día tras las rejas o reivindicado, como un criminal que siempre se sale con la suya; generó inercias que exponen perfectamente la hipocresía de la democracia estadunidense. El apoyo a una nueva candidatura presidencial de Trump como representante del partido republicano se fue a las nubes.
De los 10 rivales que tiene en la contienda, y tras el fichaje del expresidente, prácticamente no queda nadie. El 58% de los republicanos quieren a Trump de vuelta en la Casa Blanca.
Ron DeSantis, el gobernador de Florida que es el candidato que pretende hacerle sombra, cuenta con el 16% del respaldo de los republicanos.
Nuevamente la popularidad de Trump en Estados Unidos confirma que en ese país los criminales, siempre y cuando sean millonarios ante todo, estarán por encima de los decretos democráticos, la aplicación de la ley y la decencia y civilidad.
Como patada de ahogado, DeSantis declaró que de ser presidente inmediatamente emitiría una orden ejecutiva para que cualquier agente federal y estatal puede matar en la frontera con México a cualquier persona que trafique drogas. ¡Qué el divino Chamuco nos agarre en pecado! Ni esa estupidez de DeSantis le provocó comezón a Trump.
El millonario pelo color irapuatense, reviró a DeSantis con su retórica de siempre: “Cuando regrese a la Casa Blanca en mi primer día como presidente (otra vez) ordenaré cerrar la frontera con México y solamente pasarán quienes lo hagan legalmente”. Su popularidad se incrementó.
Lo que todavía hace más insólita a la ignorancia de los acólitos trumpianos es que, en menos de una semana después de haber sido fichado como presunto delincuente común y corriente en Fulton, el exmandatario recolectó 8 millones de billetes de los verdes adicionales para financiar sus aspiraciones electorales.
Sí, leyeron bien; 8 millones de dólares sacaron de sus bolsillos los estadunidenses que quieren volver a sentar en el trono al racista millonario. Oremos para que en Palacio Nacional no lo defiendan.
