(03 DE JULIO, 2023) Por J. Jesús Esquivel.
El negociador
Washington – Genaro García Luna quiere librarse de pasar el resto de sus días tras las rejas en una prisión federal de los Estados Unidos.
El amigo, asesor, confidente mano derecha y secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón, quiere ganar tiempo para definir una estrategia que lo libre de la cárcel a costa de traicionar a quienes lo traicionaron respecto a sus nexos con el narcotráfico.
Declarado culpable por un jurado calificador de todos sus delitos por asociación delictiva con la fracción de los hermanos Beltrán Leyva, en el Cártel de Sinaloa, durante su juicio por narcotráfico en la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, García Luna está jugando su última carta; la de conseguir que el Departamento de Justicia le ofrezca una muy buena oferta para hacerse testigo cooperante.
César de Castro, el abogado de oficio de García Luna, el pasado 30 de junio le mandó una carta al juez Brian Cogan, solicitando postergar para el 1 de marzo de 2024 la audiencia de sentencia de su cliente, que estaba calendarizada para el 27 de septiembre de 2023.
El abogado sostiene en la petición al juez que han recibido miles de evidencias, documentos, videos y audios, que podrían revertir el veredicto de culpabilidad contra García Luna. De Castro asegura que las nuevas evidencias favorables para su representado, se las dieron exfuncionarios y agentes tanto mexicanos como estadunidenses.
Metafóricamente, De Castro le expone al juez que contra su cliente se cometió una injusticia y por ello sus ‘fuentes de información’, han estado enviando las evidencias que exoneran al acusado de que lo embarren con unos de los narcotraficantes más desalmados de México. ‘Sí, Chucha, ¿y tu helado de qué sabor lo quieres?’, dirían mis padrinos los hijos del Averno mientras el Chamuco les respondería; ‘después de ahogado el niño quieren tapar el pozo’.
El narcotraficante a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública de Calderón tendría que estar fraguando ya un plan de traiciones. Durante su juicio lo abandonaron todos a quienes obedeció y cobijó en el Sexenio de la Muerte.
Aventurarse a vaticinar las cabezas de quienes entregaría García Luna, tal vez no sea tan complicado, pero esa no es la tarea de este tecleador.
Por lógica eso tendría que irse contando como en forma de pirámide, desde abajo hasta la punta, y en esa punta estaba empotrado Calderón. Nadie sabe a cambio de qué desde el primer momento que fue detenido, el Departamento de Justicia le ofreció a García Luna la propuesta de que se hiciera testigo cooperante.
Pero si los fiscales estadunidenses hicieron esa propuesta, puede entenderse por simple lógica que no les interesaba tanto a los gringos refundir en el tambo de por vida al arquitecto de la lucha militarizada contra el narco que lanzó Calderón, sino alguien de mayor peso y posiblemente más metido que él con los cárteles del narcotráfico.
Atrasar hasta el 1 de marzo de 2024 la sentencia que, de acuerdo con la ley de sentencias de los Estados Unidos, como narcotraficante García Luna debe ser sentenciado a cadena perpetua, no es por cuestiones de la necesidad de traducir del español al inglés las pruebas entregadas por quienes ahora se apiadan del ángel de la muerte de Calderón. Todo huele a negociación con los fiscales del Departamento de Justicia.
Política y criminalmente García Luna está acabado. Él tiene todo por ganar y nada que perder si se convierte en testigo cooperante. Muchos de los que integraron el gobierno calderonista deben estar temblando y preguntándose; ‘¿seré yo, señor?’, como hizo el apóstol Tomás con Jesucristo; y que me perdone el Gran Chamuco la blasfemia, al pensar en la lista de los que potencialmente serán denunciados por García Luna para evitar la cadena perpetua.
Habrá muy pocos y tal vez sea solamente uno de esos Tomases que, para quitarse de la mente la congoja, esté disolviendo las penas con copas de Fundador desde el otro lado del charco.
En el negocio del narcotráfico las traiciones son un común denominador. La carrera del narcotráfico es corta, salvo algunas excepciones. No hay vuelta de hoja; García Luna no fue el único que permitió al Cártel de Sinaloa convertirse en la gran transnacional delictiva para el negocio del trasiego de drogas. Sin la corrupción los narcos no operan, punto.