Realidad bajo la alfombra

COMPARTA ESTE ARTÍCULO
Tiempo de lectura: 3 minutos

(22 DE MAYO, 2023) Por J. Jesús Esquivel.

 

Realidad bajo la alfombra

 

 

Washington – No hubo gritos, exasperaciones, ni demandas, hubo vergüenza y falsedad. Hubo hipocresía. En la Casa Blanca y en el Capitolio de Washington nadie dijo nada, silencio total ante la nueva realidad de la pandemia por consumo de drogas sintéticas y fentanilo.

La semana pasada, el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) dio a conocer las cifras preliminares de muertes por sobredosis con drogas en Estados Unidos en 2022. Fueron 105 mil 452; es decir, 288 fallecimientos cada 24 horas.

Para remate, el CDC adelanta que una vez recopilada toda la información procedente de los 50 estados de la Unión Americana sobre este problema de salud pública y educación, la cifra de decesos será de por lo menos 109 mil 680, número que, al dividirlo entre los 365 días del año, da un resultado de 300 fallecimientos por día.

¡Una tragedia en todas magnitudes y para cualquier país! No para la Casa Blanca ni el Congreso federal estadunidense y de paso, ni nota merecedora de tinta y voces para los medios de comunicación.

El rasero moral con el que imperialmente miden lo que ocurre fuera de sus fronteras, no le dio a Joe Biden, ni a Donald Trump, los republicanos y demócratas del Capitolio que quieren invadir a México para acabar con lo que llaman el narcoterrorismo, para siquiera mencionar la crisis por tantos muertos a causa de sobredosis con los enervantes.

En la Casa Blanca mutismo, en el Capitolio, el reporte del CDC pasó de noche, Trump seguramente lo etiquetó como ‘fake news’ y la prensa, bueno, fue el colmo con la prensa gringa. En la televisión y la radio, las grandes cadenas de comunicación ignoraron las cifras, y en los periódicos los muy poquitos que rescataron la nota la relegaron a páginas interiores. Todos, todos los entes y entidades estadunidenses que deben tener la responsabilidad cívica de levantar la bandera de alerta escondieron la realidad debajo de la alfombra.

Para eso me gustaban, dirían mis padrinos los hijos del Averno, mientras el Chamuco se muerde las uñas por las ansias de achicharrar a unos cuantos de esos gringos responsables de tal mortandad.

Sé que me pueden tildar monótono, terco y sin visión para otros temas. No me importa. Soy de aquellos que sin tibiezas considera que la inseguridad, violencia y ejecuciones derivadas del narcotráfico que imperan en mi adorado México emanan de la incontenible demanda y consumo de todo tipo de estupefacientes de los estadunidenses.

Desde mi trinchera y con mis teclas como única arma de denuncia, los macabros números del CDC son noticia de 8 columnas, motivo de debates, denuncias y exigencias de la sociedad a un gobierno que parece inmune al dolor y muerte de quienes les pagan sus sueldos. ¡Son un chinguero los muertos por sobredosis! Los 288 o 300 fallecimientos diarios son prueba irrefutable de la derrota de Estados Unidos y su ejército de agentes de la DEA en la guerra contra las drogas.

Nadie tiene por qué perder la vida por la violencia que nace de los vicios, empero, ¿no acaso en el Capitolio pusieron el grito al cielo, se rasgaron las vestiduras unos cuantos hipócritas republicanos e hicieron proclamas de venganza con conatos de invadir a México por el asesinato de dos estadunidenses en Matamoros a manos del narco?

Si tanto les indigna a los republicanos la situación, deben entonces mirar de frente y con valor aceptar la bofetada que les dio el CDC con la actualización de las estadísticas de los decesos ocurridos en 2022 por la drogadicción de miles de sus constituyentes.

La prensa gringa, que tiene la obligación de informar objetivamente, mostró nuevamente el cobre. ¡Ah!, eso sí, ya lo verán; apuesto unos tacos de barbacoa a que periódicos como The New York Times o The Washington Post que se abstuvieron de destacar como mínimo en sus primeras planas el informe del CDC, no tardan en hacer sendos reportajes estilo “La rosa de Guadalupe”. Dedicarán planas completas, como acostumbran los diarios, para enfatizar que los pobres drogadictos que estiraron la pata y enfáticamente más los güeritos, fueron víctimas inocentes de los ‘mexicanous’ que les venden pastillas manufacturadas con fentanilo. Luego, otra vez, la cantaleta en el Capitolio de los republicanos y de Trump de invadir a México como solución a todo.

COMPARTA ESTE ARTÍCULO

Entradas relacionadas