(10 DE ABRIL, 2023) Por J. Jesús Esquivel.
Córdova y el Blair mexicano
Washington – Cualquier persona tiene el inescrutable derecho de ganarse la vida como quiera y donde pueda. Luego de nueve años de vivir holgadamente de nuestros impuestos como consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova decidió convertirse en opinador.
Hasta para quienes tienen asegurado su futuro a costa de jubilaciones onerosas provenientes del erario, este hermoso oficio de informar los tienta, sin importar que cuando ejercieron un puesto público denostaron a quienes nos dedicamos a la tecla. Tal vez en el fondo hasta los privilegiados nos envidian.
Con tambores que tocó Toro a Kimosabi (El Llanero Solitario), Córdova anunció su reclutamiento a Latinus, el sitio de internet que conduce Carlos Loret de Mola, el famoso productor y presentador de los montajes del ahora narcotraficante Genaro García Luna, amigo, asesor, confidente, mano derecha y secretario de Seguridad Pública de Felipe
Calderón. ¡Ya ni la chiflas con tu cantaleta!, dirán mis padrinos los hijos del Averno, pero por aquello del no te entumas, importa recordar los orígenes de nuestros problemas inmanentes, diría el Chamuco.
Regreso al caso de Lencho; un académico y profesor en la UNAM, como se presenta él mismo, tras su acaudalado novenario en el INE no pudo descubrir ni entender lo que significa y es un fraude.
Échenle oclayo, no intento ni quiero coartar el derecho de Córdova a opinar ni de expresarse. Como tecleador me reitero un firme creyente de que los medios de comunicación no deben ni tienen por qué rendirle tributo a ningún gobierno ni ideología.
El oficio del periodismo, como los médicos con el juramento de Hipócrates, debe cumplir el mandato de la ciudadanía de cuestionar y exigir la rendición de cuentas a los funcionarios públicos y gobernantes de cualquier nivel y sin temor a la intimidación de su investidura.
Nunca -y espero no hacerlo- he siquiera abierto la página de Latinus ni escuchado los reportes del productor de García Luna. Carlos Loret de Mola es un fraude, punto. Un fraude, Lencho, un fraude que tú deberías saber que es sinónimo de manipulación y falsedad.
Loret de Mola, siendo lector de noticias de Televisa, contribuyó con desfachatez a propagar el montaje del caso de la francesa Florence Cassez y el mexicano Israel Vallarta inventado por García Luna y Luis Cárdenas Palomino, dos de los principales socios de los Beltrán Leyva, los hermanos narcotraficantes que integraron al Cártel de Sinaloa.
Evito entrar en detalles de lo anterior porque la historia la conocemos todos. Voy con una analogía de lo incoherente que somos en materia de comunicación. Por lo que hizo Carlos Loret de Mola, en un país normal, con medios de comunicación independientes y comprometidos con el deber civil ante la nación, al productor de García Luna no se le permitiría ni volver a escribir su nombre en las paredes de su casa. Él es justamente ejemplo de todo lo que no está permitido y que se debe abortar cuando empieza a enquistarse en la labor periodística.
En octubre de 2002, en los alrededores de Washington, D.C. Jasson Blair reportó para The New York Times los acontecimientos en torno a dos francotiradores que, escondidos en un automóvil, asesinaron a varias personas y aterrorizaron a la capital estadunidense. Seis meses después de lo reportado por Blair en el prestigioso rotativo, sus editores descubrieron que los textos fueron plagio y mentiras. Blair nunca investigó ni estuvo en los lugares de los hechos como lo tecleó. El despido inmediato de Blair no fue el único castigo a su fraude, desde hace 20 años desapareció totalmente de los medios de comunicación.
El asunto Cassez está probado y súper corroborado que fue un montaje. Loret de Mola sigue vivito y coleando. Es más, se atreve a proclamarse como periodista de investigación. Latinus es un medio financiado con los dineros del priista Roberto Madrazo y el de sus hijos. Lo que difunde el Jasson Blair mexicano en Latinus, y que pinta de periodismo de investigación, son filtraciones con ponzoña e intereses políticos.
Lo hacen todos los políticos y funcionarios públicos cuando están en el poder y cuando lo pierden. Tengan en mente el caso reciente que nos describieron en el juicio de García Luna sobre su relación con El Universal. Lencho; dices ser enemigo de los fraudes y que los identificas a distancia y ahora eres parte de uno. ¡Estupendo!, dicen en mi tierra.