(03 DE ABRIL, 2023) Por J. Jesús Esquivel.
EE. UU. como Pilatos
Washington – La tragedia de los 39 migrantes fallecidos en Ciudad Juárez debe ser catalogada y vista como lo que es: un homicidio. Los responsables deben ser presentados y procesados ante la justicia.
La problemática migratoria en la frontera norte del país es resabio de lo que México ha tenido que pagar como consecuencia de las acciones intimidatorias de Estados Unidos que se robustecieron con Donald Trump. Sí, el magnate inmobiliario naranja comenzó a usar el tema de México y los mexicanos como tapete de su campaña proselitista en 2016 y la magnificó siendo presidente de los Estados Unidos.
La flagrante violación a los acuerdos internacionales migratorios y de asilo instrumentada por Trump es corresponsable de lo ocurrido con los migrantes en Juárez. No hablo de justificar a nadie en el Instituto Nacional de Inmigración, en la Secretaría de Gobernación ni en la de Relaciones Exteriores. Expongo aquí para los desmemoriados que, como dirían mis padrinos los hijos del Averno y el gran Chamuco, tienen recuerdos selectivos, que fue por las amenazas de Trump de imponer aranceles a las exportaciones mexicanas que el presidente Andrés Manuel López Obrador aceptó hacerle el trabajo sucio con los migrantes. El cuello de botella migratorio con centroamericanos, caribeños y sudamericanos inició con el programa Quédate en México.
No voy a exponer ni todos los motivos ni detalles del porqué esos migrantes salen de su país en busca de asilo en Estados Unidos. La migración justificada siempre tiene una causa humanitaria. Los mexicanos somos ejemplo de ello como emigrantes económicos.
Joe Biden arribó a la Casa Blanca como antítesis de Trump. Lo primero que hizo cuando se sentó en el escritorio de la Oficina Oval fue enviar al Capitolio un proyecto de ley de reforma a las leyes de inmigración para anular todo lo inhumano que hizo Trump con los migrantes. Lo de restablecer el cumplimiento de las leyes de asilo fue una de sus primeras decisiones. Biden firmó una orden ejecutiva, pero las Cortes federales dirigidas por jueces conservadores trumpianos lo impidieron.
El Departamento de Seguridad Interior (DHS) de Estados Unidos comenzó a recolectar la información real sobre los efectos de las políticas migratorias trumpianas que se siguen aplicando con Biden, e hipócritamente la Casa Blanca se cruzó de brazos. A México le dejó la gran responsabilidad de hacerse cargo de los buscadores de asilo.
Karine Jean-Pierre, la vocera de Biden, presume que los cruces migratorios de indocumentados han disminuido notablemente entre los centroamericanos, caribeños y sudamericanos.
Biden no puede hacer nada para modificar las leyes migratorias de su país, la potestad es del Poder Legislativo. En el Capitolio no hay ningún interés por ayudar a México a costear y a resolver humanitariamente el tema de la crisis migratoria. La sombra e influencia de Trump entre los legisladores gringos republicanos continúa teniendo un gran peso.
Frente a la tragedia de los 39 migrantes, Biden ofreció ayudar con la investigación. ¡Vaya gesto! Estados Unidos como Pilatos se lavó las manos por lo ocurrido en Ciudad Juárez. La Casa Blanca y Palacio Nacional no pueden, aunque quieran, eludir su responsabilidad en lo ocurrido. La política migratoria es responsabilidad de ambos al norte y sur del Río Bravo. Seamos honestos y no nos contagiemos del síndrome de Pilatos; la decisión de aceptar la responsabilidad de hacerse cargo de los migrantes buscadores de asilo, así fuera por las amenazas de Trump y posteriormente por conveniencia de Biden, la tomó el presidente López Obrador. Está claro que sus operadores en la cancillería y en Gobernación cumplen órdenes de su jefe, es él quien decide casi todo. Lo insólito es que López Obrador siga defendiendo a Trump, al demagogo que más ofende a México y a los mexicanos en la historia reciente de la relación bilateral con los gringos.
Trump se encuentra bajo una investigación criminal y pese a esto, en preparación de su tercera búsqueda por la presidencia de Estados Unidos, ya comenzó otra vez a burlarse de nosotros y de nuestro gobierno.
El exmandatario gringo ahora quiere definir un plan de invasión a México por el tema de la imparable adicción a las drogas de sus conciudadanos. Es inaudito lo que ocurre; el presidente López Obrador defendiendo al emblema de lo que casi todos los días condena: el conservadurismo, la política imperialista, inhumana y de extrema derecha.