“Somos las obreras del arte, somos aquellas de las que las narraciones históricas, las placas de los
museos no dicen nada, sin embargo, estamos por toda la ciudad, en cada parque, en cada fuente,
en la mayoría de las pinturas, están nuestros rostros, nuestros cuerpos, nuestra sensibilidad,
nuestro esfuerzo. Estamos también en las Escuelas, en las Academias, en los talleres privados, en
donde sea que alguien quiera dibujar ahí estamos, para principiantes o para artistas reconocidos .
Nuestra labor se formó desde la Antigüedad y aunque el mundo del arte ha tenido muchos
cambios seguimos siendo parte esencial de la formación y de la producción de las artes plásticas”.
Manifiesto de Movimiento Modelos de Arte en Resistencia
Por: Carolina Romero
(21 DE MARZO, 2023).- En una entrevista especial para El Chamuco, tres de las modelos que conforman el colectivo Movimiento Modelos de Arte en Resistencia, nos compartieron sobre qué va su lucha.
Vanesa Montoya, Viridiana López e Isabel Juárez -profesionales con más de 5 años de experiencia cada una- nos narran que el modelaje de arte es una actividad que en principio se toma como un tabú; su trabajo también es atravesado por la invisibilización y se convierte en un terreno fértil para abusos laborales y de acoso sexual.
Hace un año decidieron unirse, tanto para el camino que ellas han formado, como para quienes van iniciando en el proceso de vivir de esta labor. Nos explican que su trabajo no es sólo generar poses, sino lograr una sinergia de creatividad entre quien hace la obra y quien modela; las sesiones pueden ser de corta o larga duración. Respecto a la resistencia, explican, se trata de no quedarse quieta, sino estar presente y activar el cuerpo.
Pese a ser un trabajo imprescindible, ni alumnado ni profesorado ni las instituciones tienen a veces claros los principios de intimidad, tales como no abrir las puertas durante la sesión, no tomar fotografías, ni hacer comentarios -ni positivos ni negativos- sobre sus cuerpos.
San Carlos y casos de abuso sexual:
Vanesa explica que cuando iba en la Universidad, hizo una denuncia contra una persona quien coordinaba las sesiones. Ese rol no estaba respaldado por el profesorado ni por la universidad, no recibía un sueldo por ello. Se trataba de una persona que gestionaba la labor de las modelos por el simple hecho de ser amigo de un profesor.
“Yo lo denuncié por abuso sexual y no pasó nada. Me hicieron caso porque era alumna de la carrera de Historia, pero no me hicieron caso por mi calidad de trabajadora, como modelo. Como esta persona no estaba en la institución, tampoco no pudieron hacerle nada”,cuenta.
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Ella, con sus propios medios, investigó el protocolo de género de la UNAM, que tiene convenio con la ONU de no repetición de los hechos en violencia de género.
“¿Cómo haces para que no pase lo mismo otra persona? Intentas modificarlo. Por eso se buscaba la calidad de trabajadoras y tener una especie de reglamento donde se establezcan reglas”, dijo.
Ella lo escribió, lo envió junto con la denuncia y aun así fue ignorada. Lejos de atender a la demanda, la sacaron de la institución y no solo eso: la vetaron. Si bien el agresor no está ya, el profesor continúa impunemente dando clases.
Se trata de Arturo Azuara, su agresor, y Guillermo Getino, el profesor aún hoy en labores. Y aunque no hubo otras denuncias formales, sí había testimonios de más víctimas. Es importante mencionar que las mujeres hacen responsables a ambos cualquier agresión tanto cibernética como física de la que sean objeto.
San Carlos, como institución, no sólo subestimó estas denuncias, sino que protegió y promovió a Getino. Entre otras cosas, el profesor tomaba fotos sin el consentimiento de las modelos y las subía a redes sociales, hcía sesiones en bares, incluso, en el teatro de APA UNAM, “bajaba a sus compañeros, que no son dibujantes, y mientras estaban tomando nos veían desnudas. Esto también es abuso”.
Casi nunca posaban varones, pese a las peticiones del alumnado. En una ocasión, narra Vanesa, -dado que una de las costumbres del profesor era subir de dos modelos mujeres a la vez- subió a un alumno a la tarima, a quien ordenó “Tócalas, para eso están”.
De acuerdo con Isabel, aproximadamente ell 80% de las compañeras han sufrido en algún lugar algún caso de acoso.
Gracias a esta lucha, que ha cumplido ya un año, los abusos a los que están expuestas, están siendo exhibidos. Esta no es su única lucha; también el salir del anonimato, recuerda Viri, es este intento por reivindicar la labor físical, mental, intelectual y artística de las modelos.
Tal y como lo manifestaron el pasafo 8M, Sus rostros están en las calles, en los parques, los puentes. Sus cuerpos habitan en los museos, las galerías, en los libros de historia y de fotografía. Su figura también está presente en las universidades y talleres privados. La fuerza de sus músculos, la textura de su piel, la forma de cada parte de sí, están, pero ellas no. Sus nombres, sus ideas y sus historias, permanecen en la oscuridad y el silencio.
Frente a los enormes y acelerados cambios en la producción y la educación artística, el trabajo de las y los modelos de arte, resiste. Desde siempre han sido imprescindibles; su existencia es tan antigua como el arte mismo, pero no así el reconocimiento a su labor. Son aquellas protagonistas que no son nombradas ni en los libros de historia del arte ni en las placas de las obras.
Modelos de Arte en Resistencia hacen un llamdao a más artistas quienes, como ellas, buscan continuar con la lucha contra el abuso y el anonimato.
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