20 DE MARZO, 2023) Por J. Jesús Esquivel.
EE. UU. y su otra pandemia
Washington – El fracaso de Estados Unidos en su guerra contra las drogas tiene una nueva consecuencia, un incremento de 18 muertes diarias por sobredosis con drogas sintéticas elaboradas con fentanilo.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas inglés) acaba de actualizar las estadísticas sobre los decesos de estadunidenses por el consumo de fentanilo y otros enervantes sintéticos.
De septiembre de 2021 a septiembre de 2022, fallecieron 106 mil 580 personas en Estados Unidos a causa de una sobredosis con fentanilo. Respecto a los decesos por sobredosis que recabó el CDC entre septiembre de 2020 y septiembre de 2021, fueron 100 mil 10 las víctimas de sobredosis por fentanilo.
Es imposible no declarar a esta problemática como una pandemia, porque en un año, el aumento de decesos fue de 6 mil 570. La realidad de la drogadicción estadounidense rebasa cualquier posibilidad de pensar que la Casa Blanca y el Capitolio de Washington, están haciendo algo para contener la pandemia.
Haciendo una simple ecuación matemática con las últimas estadísticas del CDC, podemos determinar que en Estados Unidos mueren 292 personas cada 24 horas por sobredosis con narcóticos que contienen fentanilo. Toda una tragedia para la sociedad de cualquier nación.
Los números de las víctimas diarias de ésta, la otra pandemia que azota a Estados Unidos, ponen los pelos de punta; son escalofriantes. No obstante, en la Casa Blanca y en el Congreso federal de los Estados Unidos no se hacen muchas olas con esto. Joe Biden, el mandatario de ese país, sostiene que se avanza en la lucha contra las drogas, pero para combatir el consumo de fentanilo entre su sociedad solamente le solicitó al Capitolio 40 millones de dólares de un proyecto de gastos para todo el gobierno por 6.8 billones de dólares. Esto es como pedirle al Chamuco y a mis padrinos, los hijos del Averno, que para satisfacer la necesidad de achicharrar a todos los corruptos de México, se conforme con el alma de Emilio Lozoya Austin.
La guerra contra las drogas en el Capitolio es otro boleto. Su ineptitud para exigir un plan nacional intenso y bien financiado de salud y educación pública para tratar de parar la demanda y consumo de drogas sintéticas entre su sociedad se concentra en culpar a México.
Desde 2015 a la fecha, el CDC tiene documentado el incremento anual en miles de muertos por sobredosis con fentanilo. Entre septiembre de 2021 y el del año pasado, subió en 18 la cifra de fatalidades por sobreconsumo de fentanilo respecto a los 12 meses anteriores.
La drogadicción más enquistada se localiza entre los adolescentes, estudiantes de secundaria, preparatoria y universidad. A las futuras mamás estadunidenses les da pavor pensar que el fruto de su vientre al momento de nacer es de inmediato un potencial drogadicto y cuando ingrese a la escuela, una potencial víctima del fentanilo.
A los narcotraficantes mexicanos, los políticos de Estados Unidos de extrema derecha los acusan de ser los victimarios de sus adictos al fentanilo y drogas sintéticas. Estos políticos no son ignorantes, son hipócritas porque saben que en su ideología capitalista el dinero lo mueve todo. Los narcos mexicanos, claro que son criminales y asesinos, pero también son como empresarios del capitalismo más puro.
Entre los capos de los cárteles del narcotráfico, el lema más valioso es y será siempre: al cliente lo que pida. Claro está que con 40 millones de dólares para una campaña de un año contra el fentanilo, Biden observará en unos meses la radiografía que sobre la otra pandemia de su país le entregará el CDC sobre el imparable número de decesos por causa de esta droga.
Los narcos mexicanos no dejarán de embolsarse los miles de millones de dólares que anualmente les genera la drogadicción de estadunidenses nada más porque unos cuantos hipócritas del Capitolio y de extrema derecha, peguen de gritos amenazando con invadir militarmente a México. A chillidos de marrano oídos de carnicero, eso dicen en mi pueblo y esa es mi recomendación a Palacio Nacional cuando se irrita porque el Capitolio no quiere aceptar su realidad ni enfrentar como deberían a la otra pandemia que vive su nación.