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(17 DE NOVIEMBRE, 2022).- México cuenta con la primera Clínica de Cirugía Perinatal de Alta Especialidad, donde las mujeres embarazadas sin seguridad social tienen acceso gratuito a procedimientos dentro del útero que permiten resolver complicaciones.
En conferencia de prensa, la jefa del Departamento de Medicina Materno Fetal, Sandra Acevedo Gallegos, informó que uno de los problemas es el síndrome de transfusión feto-fetal, que puede presentarse hasta en 15 por ciento de los embarazos gemelares que comparten la misma placenta; con la intervención, sobrevive más de 90 por ciento de los casos.
La cirugía perinatal también se aplica para corregir defectos fetales específicos como los del tubo neural, o las hernias diafragmáticas; en ambos casos, la intervención mejora la sobrevida y la respuesta al manejo quirúrgico definitivo al nacimiento.
Esta clínica, ubicada en el Instituto Nacional de Perinatología “Isidro Espinosa de los Reyes” (INPer) de la Secretaría de Salud, está equipada con tecnología de vanguardia a cargo de un grupo multidisciplinario de especialistas y subespecialistas.
Uno de los objetivos la clínica, subrayó Acevedo Gallegos, es reducir la morbilidad y mortalidad asociada al embarazo y el parto. En México ocurren anualmente poco más dos millones de nacimientos, de los cuales, nueve mil son gemelares que comparten una placenta única (idénticos), “con conexiones aberrantes vasculares entre uno y otro”, detalló.
De estos gemelos, de 12 a 20 por ciento presenta complicaciones y un porcentaje importante requiere intervención intrauterina para “cerrar con láser” las comunicaciones anormales y evitar la muerte de uno o de ambos gemelos.
En la Clínica de Embarazo Gemelar del INPer se evalúan diariamente entre cuatro y seis pacientes, a quienes se realiza vigilancia estrecha para detectar a tiempo algún problema y programar la intervención; sin embargo, en muchos de estos embarazos se detectan tardíamente las complicaciones neonatales, con el consecuente riesgo de muerte perinatal.
Asimismo, en México, entre uno y dos de cada mil personas recién nacidas vivas presentan un defecto de tubo neural, es decir, la falta de cierre de la columna vertebral, que deja secuelas a nivel del neurodesarrollo, por lo que la mayoría no puede caminar, presenta problemas para control de los esfínteres y requiere la colocación de sondas urinarias de por vida. Asimismo, deben recibir múltiples terapias de rehabilitación.
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