Fuegos fatuos

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(19 DE OCTUBRE 2022) Por Violeta Vázquez Rojas Maldonado. 

 

Fuegos fatuos

 

Entre risas, pequeñas reseñas biográficas y manifestaciones de sorpresa, el presidente López Obrador presentó el jueves 13 de octubre una lista de posibles candidatos de lo que llama “el bloque conservador” para la presidencia en 2024.

En la lista figuran todos los imaginables y algunos que el mismo presidente no se imaginaba (“Mauricio Kuri, él no creo. O sí, ¿lo ha manifestado?”) e incluso algunos nombres que ni siquiera conocía (“Kenia López Rabadán, ¿quién es?”, le pregunta a Jesús Ramírez, que le contesta: “Senadora del PAN”). Claramente, la lista no está elaborada, al menos no en su totalidad, por López Obrador, pero sí lleva su marca la idea de pensarla y publicarla. No figuran en ella, por cierto, dos gobernadores priistas prominentes: Alejandro Murat y Alfredo del Mazo. No sabríamos interpretar si fueron omitidos por mero olvido o, por el contrario, como una muestra de consideración y estima (en contra de esta última explicación figura el hecho de que, después de presentar a los gobernadores panistas Mauricio Kuri y Mauricio Vila, el presidente acotó que los dos son “muy buenas personas”).

Por las cuentas de Twitter de las voces opositoras corrió la indignación. Que cómo es que, habiendo tantos temas urgentes de los cuales ocuparse, el presidente se entretiene “destapando” una lista de candidatos a poco menos de dos años de las siguientes elecciones. No faltaron los aludidos que profirieron el equivalente moderno del “a mí denme por muerto”, que no desperdiciaron la oportunidad de ofenderse públicamente por la mención y vociferar de paso cuánto trabajan por México y cuán poco les importan las ambiciones presidenciales, mostrando así su madera de auténticos líderes desinteresados.

Otros fueron menos histriónicos y más directos: Xóchitl Gálvez y Kenia Rabadán desmintieron rápidamente al presidente: a ellas no les interesa buscar la presidencia de la República, y en cambio, anuncian su interés en contender por la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

La senadora Beatriz Paredes Rangel manifestó abiertamente el lunes siguiente su intención de ser candidata a la presidencia de la República y “encabezar una gran alianza entre los partidos políticos, con la sociedad civil, un frente amplio de los hombres y las mujeres democráticas de México”. De Paredes y su sempiterna militancia priista se podrá pensar lo que sea, pero no se le puede regatear el olfato político. Después de Griselda Álvarez, Paredes se convirtió en la segunda mandataria estatal en México, gobernadora de Tlaxcala de 1987 a 1992. No es difícil adivinar que detrás de su cálculo de aspirar a la candidatura presidencial está el que considere que la contendiente del partido en el gobierno será, como ella, una mujer.

Varios otros de la lista ya habían expresado sus deseos de ser considerados candidatos o candidatas de la alianza opositora, algunos haciendo gala de cinismo, como Silvano Aureoles, otros, disimuladamente dejándose “medir” por las encuestadoras sin objetar que el cargo que ostentan actualmente les imposibilita presentarse como posibles candidatos al menos en este momento, cual es el caso de Lorenzo Córdova. Otros más, sabiendo de lo irrisorio de su inclusión, retribuyen la mención con otro chiste, como suele hacer Chumel Torres. La lista de nombres que presentó AMLO despierta pequeños incendios de vanidad, unos menos duraderos que otros, algunos con francas intenciones de crecer y alcanzar verdaderas dimensiones de llamarada, pero los más no dejan de ser insignificantes fuegos fatuos, esas llamitas pálidas que flotan al inflamarse los gases de la materia orgánica en descomposición. Fatuo también le llamamos a quien es vanidoso y engreído sin fundamento.

Al mencionarlos con nombre y apellido, el presidente está haciendo tres cosas: primero, advertir a la gente que la campaña por la sucesión, aunque formalmente no ha sido declarada, ya comenzó de lleno, y que es en ese contexto y con esas intenciones que debemos leer las conductas, declaraciones y actitudes de los personajes mencionados y sus allegados. Parece que el presidente quiere ganarle terreno a la estrategia política más socorrida de sus adversarios, que son la falsa neutralidad y la hipocresía.

La segunda intención de AMLO es que la alianza opositora defina de una vez por todas si contendrá en unidad o si elegirá separarse. La decisión no es fácil, dado que una parte del PRI ha decidido salir de la “moratoria constitucional” que habían declarado los partidos opositores hace apenas unos meses, y han decidido apoyar varias reformas junto con los legisladores de Morena.

Pero, sin duda, la tercera intención del presidente es hacer visible el problema más grande de la oposición, que es el de cómo decidirán la candidatura o candidaturas que los representen, ya sea que vayan en alianza o sin ella. Mientras que Morena recurrirá a una encuesta (y al menos tres notables aspirantes están trabajando arduamente para resultar favoritos en ella), hasta la fecha no sabemos cuál será el método de la oposición para seleccionar a su abanderado o abanderada. Si estaban esperando a que Morena decida a su contendiente para poder determinar quién tiene posibilidades de hacerle contrapeso, el presidente les acaba de arrebatar esa comodidad: tienen una lista de cuarenta y tres personas, entre políticos, periodistas, cómicos, empresarios y funcionarios, todos ya tocados por la posibilidad de ser los elegidos, y la responsabilidad de seleccionar a uno o una de ellos para contender en una elección en la que las posibilidades de ganar van de magras a nulas.

Aún así, es posible que haya varios quienes al verse mencionados en la lista del jueves ya se imaginen a sí mismos como verdaderos candidatos presidenciales o incluso como presidentes, y que esa imagen les genere una ambición desmedida que termine por aniquilar sus aspiraciones y las de sus correligionarios.

En la fábula de La Zorra y el Cuervo, Esopo narra cómo un cuervo se roba un pedazo de queso y se posa en la rama de un árbol. Una zorra que va pasando empieza a proferirle halagos: “¡Oh, ave muy hermosa! Si tu voz es tan bella como tu plumaje, tienes ventaja sobre todas las demás”. El cuervo, gozando de las alabanzas, le quiere mostrar a la zorra que tiene razón, y para darle una muestra de su canto abre el pico y deja caer el pedazo de queso, que la zorra devoró con alegría.

Conociendo la vanidad de ciertas figuras de la oposición, con esta lista aparentemente inocente o irrisoria, el presidente estaría adelantando el inicio de su desgaste: sin dirección, sin estrategia, sin base social, sin propuesta, sin organización y ahora en una lucha interna por quedarse con una candidatura que algunos ya deben sentir suya, es posible que la oposición llegue a la campaña presidencial todavía más debilitada de lo que está ahora.

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