El que con niños se acuesta…

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(12 DE SEPTIEMBRE, 2022) Por J. Jesús Esquivel.

 

El que con niños se acuesta…

 

“No somos iguales”, lema constante en las mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador cuando quiere marcar distancia del estilo de su gobierno y de la 4T respecto a los gobiernos de antaño, los de plena corrupción e impunidad: PAN y PRI.

Y sí, pensábamos que no eran iguales, pero conforme nos acercamos al ocaso del sexenio de AMLO empezamos a ver similitudes, tal vez producidas por la estirpe priista que muy en el fondo lleva escondida.

Se entiende, y es regla no escrita en el mundo, que todos los gobiernos mienten, que tras bambalinas hacen cualquier fregadera con tal de salir victoriosos en sus proyectos gubernamentales sin que les importe la dignidad, la decencia y el impacto entre la ciudadanía que los ayudó a llegar a un puesto de elección popular.

Ojalá tuvieran presentes todos los gobernantes del planeta, y de México en particular, que son empleados del erario y que a éste le deben rendir cuentas de sus actos porque les paga su sueldo.

La máxima de la incongruencia en la presidencia de AMLO puede ser el arreglo con Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, legislador federal y presidente del PRI, para entregar el mando de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), lo que en la lógica de hasta los menos avezados, es la militarización de una entidad de seguridad que constitucionalmente debería estar a cargo de un civil.

Digo, si ves a un tipo con antifaz, pistola en mano, a oscuras y sacando a escondidas los tesoros de una casa, no puede ser un sacristán de iglesia, es a Wilson un méndigo ratero.

Nos había emocionado Layda Sansores, la gobernadora de Campeche nacida y criada en cuna de oro priista, que cada semana expusiera con audios irrefutables el tamaño de roedor con cola pelada que es Alito.

Ya anhelábamos el día glorioso en que otro priista corrupto fuera llevado a prisión acusado de enriquecimiento ilícito y corrupción.

México es el país del azotón; cuanto más alta es la ilusión de ver que se aplique la justicia con todo su peso a esos cuántos pocos que han saqueado a gusto al país, más doloroso y fuerte el costalazo.

Sorpresivamente, y de la noche a la mañana, Sansores anunció que se suspendían las exhibiciones de las romerías del pilluelo de Alito. Nada más porque el señorito líder del PRI, juiciosamente, anunció que apoyaba la militarización de la Guardia Nacional y apuntalaría en el Legislativo la legislación maniobrada por López Obrador que se concretó.

Hasta a Adán Augusto López Hernández, el secretario de Gobernación, se le quitó el temor a contagiarse de roña y en San Lázaro se le vio abrazando y contando secretos al oído al tal Alito. Es más, un académico que se disfraza de reportero, por Twitter -la red social de los desahogos de troyanos y espartanos- tuvo la osadía de llamar estadista a Alito. Extraño calificativo, aunque lógico, si viene de labios de un académico que se autodenomina periodista y que fue invitado a Campeche por Sansores para atestiguar una Noche del Jaguar.

En mi pueblo dicen que el que con niños se acuesta, amanece orinado y… mejor no sigo para no ser escatológico. Que me perdone el Chamuco, el Averno y sus hijos, mis padrinos, pero a gente como Alito y toda esa ralea de priistas cuesta trabajo y millones de pesos rostizarlos.

¿El respaldo a una iniciativa anticonstitucional salvará del tambo al prosaico y millonario priista? No lo sé, dejé de confiar en los políticos y

gobernantes de cualquier partido y corriente, al fin que en mi México querido ya no hay ideologías. Un día son de izquierda, al otro de derecha y al siguiente batean con las dos manos.

La absolución repentina que le hizo Sansores al estadista Alito muestra que, ni tan en el fondo, a la gobernadora le sigue fluyendo la sangre priista con la que nació, creció y se formó. Aunque la gobernadora se ponga un vestido guinda, la prenda no le alcanza para cubrir las palpitaciones políticas y menos cuando danza los sones para avivar las llamas del Averno pidiendo que consuman a las almas impuras y sin escrúpulos que le roban al erario. ¡Puro teatro!

Fue tan peyorativamente política la obra de Alito que hasta sus secuaces de Va por México le pintaron la raya. Ese grupo de panistas, priistas y perredistas ilusos que se sienten oposición porque les quitaron la vaca con la ubre repleta de billetes.

¿Será que a Alito en lugar de enviarlo al calabozo lo manden a una embajada o a un consulado de México en el extranjero?

Es pregunta, ahórrense las mentadas; mi jefa qué les debe. Chin, otra vez me pasé de tinta.

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