Ley cosmética, de algo a nada…

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(27 DE JUNIO, 2022) Por J. Jesús Esquivel.

Ley cosmética, de algo a nada…

 

Washington – Por primera vez desde 1993, el pasado viernes 24 de junio, el Congreso federal de los Estados Unidos aprobó una legislación que hace ajustes a las leyes sobre la venta de armas de fuego.

En una nación donde los rifles y las pistolas son parte de la cultura y veneración de su sociedad, pese a los constantes e impactantes asesinatos masivos con ese tipo de arsenal, es lógico e incluso hasta natural que se celebre esa modificación cosmética.

Peor es nada, dijo el mismísimo Chamuco a los Hijos del Averno cuando les contó que se acaba de cargar a un cura.

La legislación, tan celebrada y aplaudida por Joe Biden, no prohíbe la venta de armas semiautomáticas como los rifles R-15, los AK47 o pistolas 9 milímetros, calibre 45 o 38 súper, por poner unos ejemplos. Una ley así en Estados Unidos se aprobó en el Capitolio en 1993, entró en vigor al año siguiente y caducó en 2004.

No la revivieron en el Congreso federal, pese a que disminuyeron las masacres hasta en más del 60%, por una simple razón; la industria de las armas y el poderoso cabildeo de la Asociación Nacional del Rifle (NRA) perdieron cientos de millones de dólares en esa década y le advirtieron a los legisladores gringos y a la Casa Blanca que, si volvían a afectar sus intereses económicos, se olvidaran de los cientos de millones de billetes verdes que año con años destinan para financiar sus campañas proselitistas, de todos; demócratas y republicanos.

Regresando al asunto de la cosmetología legislativa. La medida que Biden instrumentará convirtiéndola en ley con su rúbrica, aunque no le gustó a la NRA, tampoco le afecta y menos a los fabricantes de armas.

Lo que hace es “recomendar” a los gobiernos de las 50 entidades federativas de los Estados Unidos que antes de vender cualquier tipo de arma semiautomática a una persona menor de 21 años, exija a los expendios de armas que durante un plazo de siete días revisen si el posible comprador tiene problemas psicológicos (mentales) y si no tiene antecedentes penales. Obvio que si tiene

algún problema mental o antecedentes penales queda impedido para comprar rifles o pistolas. Pensando mal, como gustamos hacer los tecleadores, la legislación no evita que una persona menor de 21 años con problemas mentales pueda usar un arma o portarla si en su casa existe el arsenal, adquirido legalmente por un familiar o cualquier otra persona sin problemas mentales ni antecedentes penales. Otro punto más: la legislación no evita que una persona impedida por la ley para comprar armas semiautomáticas, le pague a alguien más que cumpla con las condiciones para que las adquiera por él. Las armas siguen estando en el mercado y esa es la premisa que en Entre calaveras y diablitos queremos resaltar.

El diablo sabe más por viejo que por diablo.

Otro detalle de la legislación cosmética es que prohíbe a las armerías vender sus productos a personas que no tengan licencia para adquirirlas, es decir, que no hayan pasado los exámenes sobre uso y portación que regularmente exigen los gobiernos estatales. Prohíbe por igual la venta múltiple de rifles y pistolas semiautomáticas a una persona en un solo día. Estas dos condicionantes ya existían en varios de los estados de la Unión Americana y no han funcionado para detener las masacres. Hablando en plata, como decía mi abuela, en el mercado negro de armas que existe en las 50 entidades no se requiere licencia para comprar cualquier tipo de pistola o rifle, pues la venta legal no está prohibida.

La nueva ley tampoco evita que una persona sin problemas mentales ni antecedentes penales pueda comprar, por ejemplo, 8 rifles o pistolas semiautomáticas en un mes; puede adquirirlas de dos en dos cada semana y sin necesidad de hacerlo en una sola visita a la armería.

No es que seamos aguafiestas ni que nos ceguemos ante la realidad de que algo es algo, si tomamos en cuenta las tres décadas (casi) que se tomaron los legisladores demócratas y republicanos del Capitolio en Washington para darle una maquilladita a las leyes de la venta de armas.

Muerto el perro se acabó la rabia, dicen también por ahí.

La única forma, la más adecuada y efectiva como ya está demostrado, ilustrado, analizado y verificado para detener los asesinatos masivos de personas y hasta de menores de edad en los Estados Unidos, es prohibiendo la venta de armas semiautomáticas.

La industria de la guerra no lo permite ni lo permitirá como ya se vio. Todo lo demás es pantomima para taparle el ojo al macho.

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