(1 DE ABRIL, 2022) Por J. Jesús Esquivel.
El giro
Washington.– Un tratado de libre comercio entre naciones es emblema del neoliberalismo que, con su instrumentación, enriquece más a los pocos muy ricos y deja al margen a la clase trabajadora y a los pobres. A principios de la década de los años 90 del siglo pasado, en Estados Unidos se debatía este concepto entre legisladores demócratas y republicanos.
El presidente estadunidense de esa época, George H. W. Bush, sacudió a las filas liberales demócratas cuando propuso la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con Canadá y México. TLC primero, TLCAN después y ahora TMEC.
En las salas de comités y subcomités del Senado y Cámara de Representantes del Capitolio, los demócratas se oponían al TLC dando voz y autenticidad a los sindicatos laborales y a la clase trabajadora que temía que sus empleos se fueran a México.
La advertencia del gremio laboral estadunidense que hacía eco entre los demócratas no era nada más un rechazo por disputa de trabajo ante el brazo de tarea de mexicanos. La antítesis del libre comercio de lo que promovía Bush, los republicanos y en México, Carlos Salinas de Gortari, sostenía que los empresarios estadunidenses se llevarían sus plantas a suelo mexicano atraídos por la mano de obra barata que allá encontrarían y que no se regirían ni respetarían ningún contrato colectivo que se interpusiera a sus planes de hambre capitalista insaciable.
Con horror y esperanza, la plataforma de idealismos de izquierda y antagonista del neoliberalismo que recién se había formado en México bajo el liderazgo del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, -a quien con uno de los fraudes más burdos registrado en la historia del país la maquinaria del PRI le arrebató la presidencia para dársela a Salinas de Gortari- seguía puntual el debate en Washington.
La memoria es muy importante para desnudar farsantes, decimos aquí Entre calaveras y diablitos. Se los juro que esto que narro a continuación fue cierto, este tecleador lo vio y atestiguó: en las salas del Capitolio como oposición del TLC y armado con pancartas que en cartulina y a mano diseñaba él mismo sobre el piso de la oficina en Washington de la revista Proceso -en ese tiempo bajo la responsabilidad de Carlos Puig que era el corresponsal- Jorge Castañeda -sí, el mismo Jorge Castañeda que fue canciller con Vicente Fox y que propuso la ‘enchilada completa’ en materia migratoria a Estados Unidos- exponía a los multimillonarios capitalistas advirtiendo que se aprovecharían de los mexicanos.
El acuerdo comercial norteamericano se hizo realidad y arrancó en medio de la peor pesadilla de Salinas de Gortari: el levantamiento armado de los zapatistas en Chiapas. Como lo pronosticaron los demócratas derrotados en el Congreso estadunidense, la caballada de empresarios saturó de maquiladoras a México y se hicieron más ricos de lo que ya eran a costa del abuso de la mano laboral que ganaba en pesos.
Se fue Salinas de Gortari, se asentó el neoliberalismo con la llegada a la presidencia de Ernesto Zedillo bajo la peor crisis económica y devaluación de la historia reciente. La oposición izquierdista de Cárdenas se fue amoldando con figuras y voces de peso; Andrés Manuel López Obrador, entre estos. Enmudeció la voz defensora de los pobres de Castañeda y se volvió propagador de ideales neoliberales conservadores.
En la Casa Blanca gobernó H. W. Bush, Bill Clinton, George W. Bush, Barack Obama y hasta Donald Trump. Este último por capricho a dejar su marca a como diera lugar, doblegando a México y a Canadá con la amenaza imperialista de aranceles descabellados, renegoció a su gusto y beneficio de su país al TLC para convertirlo en el Tratado México, Estados Unidos, Canadá (TMEC).
Tras una larga y costosa lucha desde la oposición, López Obrador venció al neoliberalismo en las urnas con un respaldo único y envidiable de una apabullante mayoría de mexicanos. Pero, antes de eso, el actual presidente escribió un libro: Oye, Trump, en el que comparó con Adolfo Hitler al mandatario estadunidense.
Al formar su gabinete prometiendo el cambio y acabar con la impunidad y corrupción, López Obrador designa como titular de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a Manuel Bartlett Díaz; el ejecutor del fraude con el que Salinas de Gortari le robó a Cárdenas la presidencia. El 8 de julio de 2020, López Obrador visitó la Casa Blanca, firmó el TMEC, llamó amigo y comparó con George Washington a Trump.
*J. Jesús Esquivel es periodista, escritor, editor y productor mexicano. Actualmente es corresponsal en Washington de Proceso y colaborador de Aristegui Noticias.