(14 DE FEBRERO, 2022) Por J. Jesús Esquivel.
Con el mismo rasero
Washington – En términos de poder, es inmensurable el que tiene Andrés Manuel López Obrador como titular del Poder Ejecutivo respecto a cualquier ciudadano mexicano común y corriente. Su constante denuncia contra “el abuso del poder” por parte de sus antecesores y eliminarlo, le ayudó a convencer al electorado nacional para colocarlo en la presidencia el 1 de diciembre de 2018; luego de salir vencedor en los comicios federales de julio de ese año.
AMLO abusó del poder que le da su investidura el pasado viernes 11 de febrero cuando en Hermosillo, Sonora, durante su conferencia de prensa matutina exhibió el ingreso que percibió en 2021 el informador Carlos Loret de Mola como trabajador o colaborador de Televisa, Radiopolis, Latinus, El Universal, The Washington Post y otros medios de comunicación privados.
Loret de Mola, lo he señalado sin tapujos aquí en Entre calaveras y diablitos, es uno de los tantos informadores del país que se hicieron ricos por hablar bien de los expresidentes y de sus gobiernos. Eso le retribuyó jugosos y robustos contratos de publicidad oficial. Habría que gregarle los bonos que le dieron sus patrones por beneficiarlos de igual manera u otra, a través de contratos sin licitación por publicidad y sobre otras áreas que les entregaron gobiernos estatales y el federal. Cada quien su conciencia y ética.
Recientemente aquí con mis padrinos Los Chamucos, hice alusión a que como Loret de Mola, otros informadores famosos de medios nacionales descubrieron la palabras “investigación y reporteo” ahora que la presidencia de AMLO les arrebató la ubre de publicidad oficial y otras componendas que los engordó en tiempos de vacas flacas.
Dicho esto, Loret de Mola es un ciudadano empleado o al servicio de empresas privadas. El presidente no tiene el derecho a exponer los ingresos de un ciudadano. Se necesitaría ser idiota para no darse cuenta de que la información develada por el presidente en Hermosillo sobre el informador se la entregó por encargo la Secretaría de Hacienda.
AMLO comparó su ingreso anual con el de Loret de Mola y se inmoló. El mandatario abrió una Caja de Pandora que se puede revertir. Pedía que el informador a quien llama mercenario, y no periodista, diera a conocer cuánto dinero gana. Ante la negativa del ex lector de noticias de Televisa, AMLO abusó del poder y lo hizo unas horas después de que en Salina Cruz, Oaxaca, asesinaran al periodista Heber López Vásquez, el sexto colega ejecutado en lo que va de 2022 y el número 30 a lo largo del sexenio actual. ¡Qué mal tino del presidente y de su vocero Jesús Ramírez Cuevas para lanzar un petardo!
Lo ocurrido en Hermosillo dio la impresión de ser un acto bien orquestado porque, cuando AMLO al preguntar si Loret de Mola ya había dado a conocer sus ingresos y al recibir un no por respuesta; pidió a su portavoz que en el proyector presentaran el “papel que había preparado”. Más obvio no pudo haber sido.
Fue así como aparecieron los números de siete cifras del dinero ganado por el informador en 2021. Para colmo, en la columna correspondiente al salario de AMLO, Ramírez Cuevas o sus asistentes mostraron una falta de escrutinio gramatical al no poner la letra “p” en la palabra presidente. Antes de demostrar que el poder ejecutivo cuando quiere algo y se empecina en ello lo logra, AMLO había aclarado que Loret de Mola condicionaba revelar sus ingresos a que su hijo; José Ramón López Beltrán, diera a conocer los de él.
Es notorio el malestar del presidente por la nota de hace unos días sobre que, mientras él profesa y recomienda a la austeridad como doctrina; su hijo vivía en Houston, Texas, en una casa que vale más de un millón de dólares. AMLO insiste en que sus hijos no forman parte de su gobierno ni influyen en sus decisiones y que en el caso de José Ramón, su vástago tiene 40 años y es ciudadano privado. En esa misma categoría está Loret de Mola.
Como pilón, el presidente anuncio que pediría al SAT que revise si el informador ha cumplido cabalmente con sus obligaciones tributarias. Con el mismo rasero entonces, ¿por qué AMLO no recrimina con enjundia al empresario Ricardo Salinas Pliego, su amigo? El dueño de TV Azteca y otras empresas le debe miles de millones de pesos en impuestos al erario mexicano, lo admite pero se ufana de ello y con tono fanfarrón estipula que no le va a pagar al SAT.
Sin querer queriendo, diría el Chavo del 8, el presidente le ha dado a Loret de Mola gran publicidad y relevancia. La oportunidad de oro que esperaba para hacerse el mártir del periodismo de México, lo cual está a años luz de serlo. Por el bien del país, del propio presidente, y del gremio; ojalá este abuso de poder no sea la gota que derrame el vaso.
*J. Jesús Esquivel es periodista, escritor, editor y productor mexicano. Actualmente es corresponsal en Washington de Proceso y colaborador de Aristegui Noticias.