(13 DE SEPTIEMBRE, 2021) Por J. Jesús Esquivel.
Washington – Luego de más de 13 años y en respuesta a la firme posición del presidente Andrés Manuel López Obrador de arrancar del camino a un durmiente impositivo, la Casa Blanca accede a cambiar el rumbo de la cooperación bilateral en materia de narcotráfico y seguridad que implica la eliminación de la Iniciativa Mérida.
Implementada como ley el 30 de junio de 2008 por los gobiernos de Estados Unidos y México, la Iniciativa Mérida fue una herramienta de intervencionismo de Washington que, disfrazada de filantropía, Felipe Calderón Hinojosa aprovechó para intentar esconder el fracaso de su guerra militarizada contra el narcotráfico.
Carente de legitimidad tras el fraude electoral que lo llevó a la presidencia y engañado por su Secretario de Seguridad, Genaro García Luna, ya desde entonces coludido con el Cártel de Sinaloa, Calderón Hinojosa aceptó a la Iniciativa Mérida sin reparar en las condiciones que le impuso la Casa Blanca por encima de las decenas de muertos que se recogían todos los días en las calles de pueblos y ciudades de México.
En la entrevista que hice hace unos días en la Casa Blanca a Juan González para la revista Proceso, el asesor para Asuntos del Hemisferio Occidental del presidente Joe Biden, revela que la Iniciativa Mérida está muerta, admite que no funcionó como solución al trasiego de drogas y que es tiempo de un quiebre en el camino sin injerencias para México. Al arranque de su puesta en vigor y desde la presidencia de George W. Bush (el creador) hasta los 9 meses que van del cuatrienio de Biden,
Estados Unidos ha entregado a los gobiernos de México unos 1800 millones de dólares en asistencia técnica, equipo y entrenamiento militar para seguir financiando a la Iniciativa Mérida.
Con su guerra militarizada, la narcorrupción de García Luna y la de sus otros dos alfiles; Luis Cárdenas Palomino y Ramón Pequeño García, en el sexenio calderonista se exacerbó la violencia ligada al narcotráfico. Por medio del financiamiento de la Iniciativa Mérida decenas de ministerios públicos, de jueces y centenares de policías federales fueron entrenados y capacitados en Estados Unidos.
Lo que se consideraba sería un éxito resultó en un eructo del narcotráfico. El Cártel del Sinaloa, con la ayuda de García Luna y de militares de élite de las fuerzas armadas del país, amplió sus tentáculos por toda la república. La Familia Michoacana invadió Morelos, Guerrero y el Estado de México, apoyado en el hecho de que uno de sus líderes; La Tuta, sostenía reuniones con Luisa María Calderón Hinojosa “Cocoa”, hermana del expresidente de cuna panista. Los Zetas se impusieron a base de decapitaciones y desmembramiento de cuerpos; mencionar su mote daba escalofríos. En Jalisco, surge el Cártel de Jalisco Nueva Generación como contrapeso al de Sinaloa y ambos acentúan la ola de muerte y terror. Trece años han pasado desde que nació la Iniciativa Mérida y su saldo son muertos y más muertos en México, mayor demanda y consumo de drogas en Estados Unidos. Es tiempo de cambiar, así lo quiere López Obrador y lo acepta Biden. Aguardaremos la alternativa.
Cuando se critica y se culpa a Calderón Hinojosa de ser el padrino que bautizó con sangre a México, en las redes sociales sus defensores y acólitos, jóvenes sobre todo, lapidan a quienes nos duele el país exigiendo que dejemos de vivir en el pasado. Aconsejan que lancemos críticas a AMLO porque la violencia sigue igual. Tienen razón, también cuestionamos al actual presidente, pero jamás sin omitir las grandes culpas y responsabilidades de los anteriores jefes del Ejecutivo. Imposible borrar nuestro pasado y más aún, al reciente.
Sin la historia es imposible entender la realidad, lo dicen sabios y científicos. Seré breve: A los hoy jóvenes que nacieron o eran niños durante la presidencia de Calderón Hinojosa les pido que pregunten a sus padres cómo era el país que a ellos les tocó siendo adolescentes. Se podía transitar por todo México sin temor a que fueras interceptado por el narco, había atracos, sí, pero no se corría el riesgo de desaparecer. Los criminales encontraron la fórmula mágica para su negocio por los errores del sexenio calderonista. Intimidar para prosperar y sin preocuparse por Estados Unidos que feliz cubre con dólares el paño del dolor de decenas de miles de familiares de muertos y de desaparecidos. Piensen un poquito, Calderón Hinojosa nos acostumbró a los muertos, por eso celebro que por fin la Casa Blanca decidió acabar con el último vestigio de esa época: la Iniciativa Mérida.
*J. Jesús Esquivel es periodista, escritor, editor y productor mexicano. Actualmente es corresponsal en Washington de Proceso y colaborador de Aristegui Noticias.