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(08 DE JULIO, 0212).- De acuerdo con un estudio efectuado por un grupo de científicas del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, en el aire de la Ciudad de México existen bacterias causantes de laringitis, faringitis, asma, alergia, edema pulmonar o enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
En un comunicado de la Universidad, el equipo, encabezado por María del Carmen Calderón Ezquerro, encontró bacterias patógenas y fitopatógenas (de plantas) reconocidas como “habitantes” de zonas urbanas.
“Las bacterias, que forman parte de los bioaerosoles, presentan una clara variación estacional en época de secas y lluvias y propician enfermedades respiratorias”, destacó el “Estudio aerobiológico de la composición de comunidades bacterianas y fúngicas en la atmósfera de la Ciudad de México”, publicado recientemente en la revista internacional Environmental Pollution.
La microbiota del aire (o bioaerosoles) engloba a las partículas de origen biológico suspendidas en el aire; pueden ser microrganismos vivos o muertos, algas, bacterias, protozoarios, arqueas (organismos celulares) o agentes infecciosos, como los virus, además de granos de polen y esporas de hongos.
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— UNAM (@UNAM_MX) July 6, 2021
Explicaron que esas partículas se emiten desde el océano o los continentes. Su distribución geográfica es local, regional y continental. Diversos fitopatógenos llegan de Europa o Asia, como la roya del cafeto (Hemileia vastatrix) que afecta y acaba con los cultivos de café; los huracanes también traen consigo microorganismos.
La atmósfera es un ambiente hostil para ellos: pueden sufrir pérdida de viabilidad, morir o simplemente ser acarreados por el viento de un lado a otro. “Se dice que la atmósfera no es su hábitat, sino que simplemente les sirve para dispersarse, pero hay controversia porque algunos pueden tener actividades metabólicas en el aire”.
Algunos microorganismos pierden viabilidad por las condiciones atmosféricas de radiación, desecación, variación de la temperatura, humedad, etcétera, y otros producen toxinas, señaló la integrante del Departamento de Ciencias Ambientales del CCA.
La mayoría de los microorganismos se ubica en la primera capa planetaria, identificada como troposfera; sin embargo, debido a la dinámica atmosférica son transportados a mayores alturas y, junto con esporas de hongos, se han encontrado a alturas de 80 kilómetros, en la mesósfera.
Aunque otros procesos atmosféricos disminuyen su presencia, como la lluvia, que hace un “lavado”, esas partículas nos rodean todo el tiempo, alertó Calderón Ezquerro.
La investigación, financiada por la Dirección General de Asuntos del Personal Académico y el Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica de la UNAM, continuará para determinar la microbiota de acuerdo con las condiciones meteorológicas día a día. Asimismo, en relación con los contaminantes ambientales, como ozono y partículas PM 10 y 2.5 µm, toda vez que éstas sirven de transporte para numerosas bacterias, expuso la científica.
“Hemos convivido y seguiremos conviviendo con microorganismos en el aire, aclaró; solamente debemos ser más cuidadosos, ya que la reacción ante ellos depende de nuestra respuesta inmune”, finalizó.
Con información de DGCS UNAM
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