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(08 DE JULIO, 2021).- Un nuevo estudio de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), evidenció que traficantes de personas se adaptaron rápidamente a la llamada nueva normalidad que trajo el COVID-19 sirviéndose de las redes sociales aún más de lo que lo hacían para captar y explotar a sus víctimas.
La publicación muestra que las medidas para frenar la propagación del virus aumentaron el riesgo de trata para las personas en situaciones vulnerables, expusieron a las víctimas a una mayor explotación y limitaron el acceso a los servicios esenciales para los sobrevivientes.
“Aprovechando la pérdida de medios de vida de las personas durante la pandemia y la mayor cantidad de tiempo que tanto adultos y niños pasaban en internet, los traficantes utilizaban las redes sociales y otras plataformas en línea para reclutar nuevas víctimas”, se observa en el informe.
El estudio reveló que los niños son cada vez más el objetivo de los traficantes que utilizan las redes sociales y otras plataformas en línea para reclutar nuevas víctimas y se benefician del aumento de la demanda de materiales de explotación sexual infantil.
“Los expertos que contribuyeron a nuestro estudio han manifestado su preocupación sobre el aumento de la trata de niños. Los niños son víctimas de la trata con fines de explotación sexual, matrimonio forzado, mendicidad y delincuencia forzadas”, afirma Chatzis.
Además de para la captación, los traficantes respondieron al cierre de bares, clubes y salones de masajes (debido a cuarentenas, toques de queda y otras medidas para controlar la propagación de COVID-19) trasladando la explotación sexual de adultos y niños a casas y apartamentos privados.
En algunos países, los traficantes también aprovecharon las medidas de distanciamiento social para transportar a las víctimas a través de las fronteras nacionales sabiendo que las fuerzas del orden, en ocasiones, no podían inspeccionar cuidadosamente los vehículos.
“La pandemia ha aumentado las vulnerabilidades de la trata de personas, al tiempo que hace que sea un delito aún más difícil de detectar, dejando a las víctimas con dificultades para obtener ayuda y acceso a la justicia”, dijo la directora ejecutiva de la Oficina contra la Droga y el Delito, Ghada Waly.
Por su parte, Ilias Chatzis, jefe de la Sección de Trata de Personas y Tráfico de Migrantes de esa agencia de la ONU, y responsable del estudio, indicó que “los traficantes se aprovechan de las vulnerabilidades y a menudo atraen a sus víctimas con falsas promesas de empleo”.
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